20 de agosto de 2008 / 10:03 AM
En la Audiencia General de hoy realizada en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI explicó que la experiencia humana y espiritual de los santos, "demuestra que la santidad no es un lujo" sino en realidad "el destino común de todos los hombres llamados a ser hijos de Dios, la vocación universal de todos los bautizados".
Al poner como ejemplo en su mensaje a los santos que la Iglesia recuerda en estos días de agosto, como a San Juan Eudes, San Bernardo de Claraval, San Pío X o Santa Rosa de Lima, "primera santa canonizada del continente latinoamericano, del que es patrona principal", el Santo Padre destacó que la experiencia espiritual y material de ellos "demuestra que la santidad no es un lujo, no es un privilegio de pocos, tampoco es una meta imposible para el hombre normal; es en realidad, el destino común de todos los hombres llamados a ser hijos de Dios, la vocación universal de todos los bautizados".
Seguidamente precisó que "la santidad se ofrece a todos; pero naturalmente no todos los santos son iguales; son de hecho, como he dicho, el espectro de la luz divina. Y no necesariamente un gran santo es aquel que posee carismas extraordinarios. De hecho, hay muchísimos cuyos nombres solo conoce Dios, porque en la tierra han llevado una existencia aparentemente muy normal. Y son estos llamados santos 'normales' los que son habitualmente queridos por Dios".