29 de junio de 2008 / 08:19 AM
El Papa Benedicto XVI celebró la Santa Misa en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, patrones de Roma, y en su homilía recordó la importancia de ambos apóstoles: el primero por su tarea fundamental de crear unidad, el segundo por la catolicidad de su misión.
Desde la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre el martirio de ambos santos, recordando que este “se presenta como fuerza del amor que supera el odia y la violencia".
"Por su martirio, por su fe y por su amor, ambos apóstoles indican donde está la verdadera esperanza y son fundadores de un nuevo tipo de ciudad, que debe formarse en modo renovado y siempre en medio de la vieja ciudad humana, que es amenazada por las fuerzas contrarias del pecado y del egoísmo de los hombres”, indicó.