Hambre de Dios sigue siendo problema fundamental del hombre, dice el Papa

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Al reunirse este jueves con  los miembros de la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa Benedicto XVI señaló que uno de los más importantes desafíos de la evangelización que enfrenta la Iglesia es la transmisión de la fe a las nuevas generaciones, tema elegido por el Episcopado italiano para su Asamblea General.

Al inicio de su discurso, el Santo Padre señaló que la cuestión de la "emergencia educativa", a la que se ha referido en diferentes ocasiones, "asume un rostro bien preciso: el de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones".

"Tenemos que enfrentar los obstáculos del relativismo, de una cultura que pone a Dios entre paréntesis y que desanima todas las decisiones que requieren un compromiso, en particular las decisiones definitivas, para privilegiar en cambio, en los distintos ámbitos de la vida, la afirmación de sí y las satisfacciones inmediatas".

El Pontífice destacó que paras esta tarea los obispos contaban con "numerosos carismas y energías evangelizadoras", que hay que "acoger con alegría"; y subrayó "la importancia, sobre todo, de las relaciones personales y especialmente la confesión sacramental y la dirección espiritual. Cada una de estas ocasiones es una posibilidad que se nos ofrece para que nuestros chicos y jóvenes perciban el rostro de aquel Dios que es el verdadero amigo del ser humano".

Benedicto XVI señaló que como obispos tenemos que aportar nuestra contribución específica para que Italia conozca una etapa de progreso y de concordia", y para ello, "tenemos que testimoniar con franqueza que el problema fundamental del ser humano hoy sigue siendo el problema de Dios. Ningún otro problema humano y social se podrá resolver realmente si Dios no vuelve a ocupar el centro de nuestra vida".

El Santo Padre resaltó que "en el marco de una laicidad sana y bien entendida, es necesario resistir a toda tendencia a considerar la religión, y en particular el cristianismo, como un hecho solo privado".

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El Papa hizo hincapié en la atención que los prelados dedican a "la familia fundada en el matrimonio, para alentar una cultura favorable y no hostil a la familia y a la vida, así como para pedir a las instituciones públicas una política coherente y orgánica que reconozca a la familia el papel fundamental que desarrolla en la sociedad, en particular para la generación y educación de los hijos". Asimismo, dijo, "nuestro compromiso por la dignidad y la tutela de la vida humana en todo momento y condición debe ser fuerte y constante".

El Papa dijo también que "no podemos cerrar los ojos y callar frente a la pobreza, a las incomodidades y a las injusticias sociales que afligen a tanta parte de la humanidad y que exigen el compromiso generoso de todos".

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