9 de septiembre de 2007 / 07:20 AM
Con la presencia de más de 20 mil feligreses, el Papa Benedicto XVI presidió esta mañana la Santa Misa en la Catedral de San Esteban, en Viena, recordando que la celebración eucarística dominical debe ser para todos los cristianos una necesidad interior y no solo un precepto.
Los miles de presentes congregados no sólo en el templo, sino también bajo una persistente lluvia en la plaza y las calles adyacentes, escucharon al Santo Padre iniciar la homilía con el “Sine dominico non possumus”, recordando la respuesta de algunos cristianos del año 304 cuando fueron llevados al tribunal por celebrar la Eucaristía dominical.
El Pontífice explicó que “en la palabra dominico se entrelazan en modo inseparable dos significados, cuya unidad debemos aprender a percibir nuevamente. Está sobre todo el don del Señor, este don es Él mismo. No es solamente un contacto espiritual, interno, subjetivo: el encuentro con el Señor se inscribe en el tiempo a través de un día preciso. Da así a nuestro tiempo un centro, un orden interior. Para aquellos cristianos la Celebración eucarística dominical no era un precepto sino una necesidad interior”.