La Escuela de Bologna es la promotora de la tesis según la cual el Concilio Vaticano II no es un “documento acabado”, sino que contiene un “espíritu en constante evolución” que va más allá de los mismos documentos conciliares y que puede ser reinterpretado libremente para incluir elementos, por ejemplo, como la ordenación femenina o los sacerdotes casados.
Durante su diálogo con los sacerdotes de la región del Cadore, el Papa rechazó la interpretación “dinámica” del Concilio con estas palabras: “Una parte (de la Iglesia) identificaba esta nueva revolución cultural marxista con la voluntad del Concilio. Decía: éste es el Concilio; en la letra y textos son todavía un poco anticuados, pero detrás de las palabras escritas está este ‘espíritu’, ésta es la voluntad del Concilio, así debemos proceder. Y por otra parte, naturalmente, la reacción: así están destruyendo la Iglesia. La reacción –digamos– absoluta contra el Concilio, la anticonciliaridad, y –digamos– la tímida, humilde búsqueda de cómo realizar el verdadero espíritu del concilio. Es como dice un proverbio: ‘si se cae un árbol hace mucho ruido, si crece una selva no se escucha nada’, durante estos grandes rumores del progresismo equivocado y del anticonciliarismo absoluto, crecía muy silenciosamente, con tanto sufrimiento y también con tantas pérdidas en la construcción de un nuevo pasaje cultural, el camino de la Iglesia”.
Según explica Magister en su página web, Komonchak ha querido defender la interpretación “dinámica” del Concilio basándose en el discurso del Papa a la curia romana del 22 de diciembre 2005, mediante una larga intervención en la página web de Commonweal, la revista que el vaticanista describe como de “los católicos progresistas cultos” en los Estados Unidos.