El joven piloto polaco de fórmula 1, Robert Kubika, resultó prácticamente ileso de un terrible accidente cuando corría la vuelta 26 del Gran Premio de Canadá. Mientras se recupera de sus leves heridas, ha confesado a sus amigos más cercanos estar convencido de que Juan Pablo II lo ayudó.
Kubika, de 22 años de edad, lleva en su casco grabado el nombre del fallecido Pontífice y siempre se ha confesado su seguidor.
Ante el asombro de los comentaristas, su aparatoso accidente terminó con un fuerte golpe en la cabeza y otro en la clavícula derecha. Para algunos medios, como Super Express de Polonia, "es un milagro que Robert viva".