El Papa Benedicto XVI explicó que la ausencia de violencia no es la única garantía del derecho a la libertad religiosa y aseguró que éste supone el compromiso del poder civil de “facilitar las condiciones propicias que favorezcan la vida religiosa”.
Al recibir esta mañana al Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, en visita oficial, el Pontífice afirmó que la Iglesia y el Estado deben servir al ser humano, “según su respectiva misión y con los propios fines y medios” y “colaboran para promover mejor el bien integral del hombre”.
Tras destacar que la solicitud de la comunidad civil por el bien de los ciudadanos “no se puede limitar a la salud física, el bienestar económico, la formación intelectual o las relaciones sociales”, el Santo Padre subrayó que “el ser humano se presenta frente al Estado también con su dimensión religiosa”.