Miles de peregrinos y fieles se dieron cita este medio día en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus Dominical con el Papa Benedicto XVI, quien reflexionando sobre la vida religiosa de clausura recordó que Dios es el único apoyo en la vida que nunca vacila y que constituye una roca inamovible de fidelidad y de amor.
Al introducir la oración mariana el Santo Padre hizo referencia a la fiesta de la Presentación de María Santísima en el Templo, a celebrarse el 21 de noviembre, día en el que “celebraremos la Jornada pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura”.
“Es una ocasión oportuna –dijo-, para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios, se dedican totalmente a Dios en la oración, en el silencio y en el ocultamiento”.