8 de noviembre de 2006 / 10:09 AM
En su habitual catequesis de los miércoles, el Papa Benedicto XVI continuó su reflexión sobre la figura de San Pablo, recordó que nadie ni nada puede ocupar el lugar de Cristo en la vida del creyente y advirtió los peligros de rendirse ante los ídolos.
“Para Pablo no basta decir que los cristianos son bautizados o creyentes: para Él comporta estar ‘en Cristo Jesús’. Lo que somos como cristianos se lo debemos a Él y a su gracia. Ya que ningún otro puede ocupar su lugar a nada y a ningún otro rendimos nuestra devoción”, explicó el Pontífice.
En este sentido, precisó que “ningún ídolo debe contaminar nuestro universo espiritual, porque de ser así, en vez de gozar de la libertad adquirida recaeríamos en formas de esclavitud humillante. Nuestra pertenencia radical a Cristo y el hecho de que estemos ‘en Él’, debe infundirnos una actitud de confianza total”.