En su último encuentro antes de dejar su “amada Baviera”, el Papa Benedicto XVI ofreció un programa de vida a los sacerdotes para enfrentar la escasez de presbíteros en tantas partes del mundo, alentándolos a vivir en oración y en un nuevo ascetismo ante la tentación del “vacío activismo”.
“La eficacia de la acción pastoral depende, en última instancia, de la oración; de otra forma, el servicio se convierte en vacío activismo”, exclamó el Papa desde la Catedral de Freising, donde fue ordenado sacerdote en 1951, y hoy se reunió con los sacerdotes y diáconos de Baviera.
El Pontífice no quiso leer todo el discurso que había preparado. “Es demasiado largo. Lo pueden leer después. Así que sólo quiero tocar dos puntos de este discurso”, dijo.