14 de septiembre de 2006 / 01:15 AM
Hasta hace pocos días, la Catedral mariana de Freising con toda su ornamentación barroca estaba llena de andamios y bajo una gruesa capa de polvo. Hoy luce nuevamente en todo su esplendor para recibir al querido Papa Benedicto XVI, el bálsamo que espera toda la ciudad por ser un acontecimiento que marcará su historia.
El Papa ha querido terminar su viaje precisamente en el lugar donde inició su vida sacerdotal hace 55 años, cuando en esta Catedral su hermano Georg y él recibieron la ordenación sacerdotal.
Recién a fines de noviembre finalizarán los trabajos de restauración de la Catedral de Freising, sin embargo, hoy, pocas horas antes de la visita del Papa, se abrirán las puertas del Santuario para recibir al Pontífice. Aquí, se encontrará con los diáconos permanentes y el clero de la arquidiócesis, con quienes rezará ante el altar donde se conservan las reliquias del Patrón de la ciudad, San Corbiniano.