¿Cuál es el mejor regalo para el Papa? Los íntimos amigos del Papa Benedicto XVI no pueden ponerse de acuerdo.
Tal vez poder pasear por Ratisbona sin ser reconocido, entrar de incógnito a la Catedral, ir solo a visitar la tumba de sus padres, pasar un día entero sin ser molestado en su propia casa en Pentling con su hermano Georg. Pero nada de ello sucederá. Desde su elección pontificia, Benedicto XVI es un personaje público. Por eso, en esta visita a Ratisbona, cada uno de sus pasos y gestos es acompañado y registrado en cámaras y observado por los peregrinos.
Benedicto XVI ha llegado al lugar donde pensaba pasar el atardecer de su vida. Cientos de veces hizo el mismo trayecto, ida y vuelta de la estación central a la Catedral y luego al seminario en la Plaza Bismarck. Algunas veces a pie, otras en ómnibus y solo ocasionalmente era reconocido por alguien. La tarde de ayer lunes, sin embargo fue algo totalmente diferente. Se sentó en el papamóvil, y a lo largo de su recorrido se agolparon miles de fieles que le daban jubilosamente la bienvenida.