Miles de fieles se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias invitó a los presentes a que el testimonio de los que sufren persecución por su fe sea estímulo para una evangelización sincera y generosa.
Tras recordar que el Consistorio coincidió con el día en que se conmemora a los misioneros caídos en las fronteras de la evangelización, lo definió como “una ocasión para sentirnos más que nunca cercanos a todos aquellos cristianos que sufren persecución a causa de la fe. Su testimonio, del que cotidianamente nos llega noticia, y sobre todo el sacrificio de cuantos han sido asesinados nos es un testimonio de edificación y de estímulo para un compromiso evangélico siempre más sincero y generoso”.
Asimismo se dirigió “a aquellas comunidades que viven en los países donde la libertad religiosa falta o, no obstante su afirmación en el papel, sufre en realidad de múltiples restricciones”.