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Alegría

En este encuentro, cuando las sombras de la noche van cayendo, se que queréis orar como los discípulos de Emáus: Señor, el día ya declina, quédate con nosotros (cf. Lc. 24, 28).

Quédate para iluminar nuestras dudas y temores.

Quédate para que fortifiquemos nuestra luz con la tuya.

Quédate para ayudarnos a ser solidarios y generosos.

Quédate para que en un mundo con poca fe y esperanza, nos alentemos los unos a los otros y sembremos fe y esperanza.

Quédate, para que también nosotros aprendamos de Ti a ser luz para los otros jóvenes y para el mundo. (...)

¡Alegría! Mirad a vuestra experiencia y acoged los numerosos gozos que son dones de Dios: salud del cuerpo y vida del Espíritu, generosidad de corazón, admiración de la naturaleza y de las obras del hombre, y plenitud de amistad y amor. Pero aspirad a dones más altos, a la alegría perfecta que Dios revela.

Remontaos al gozo de Abraham, Padre de los creyentes (cf. Jn. 8, 56) Contemplad la alegría de María, "bienaventurada por haber creído", "que exulta de júbilo en Dios su Salvador" (Lc. 1, 45,47). Escuchad a Juan Bautista, el amigo del Esposo (cf. Jn. 3, 29). Mirad a San Francisco, a San Juan Bosco, a todos los Santos.

Y sobre todo contemplad la alegría única de Jesús: es el Hijo muy amado, en El está todo el amor del Padre (cf. Mt. 3, 17). Se regocija al ver revelado el reino a los pequeños (cf. Lc. 10,21) y entrega su vida para dar "a los afligidos el consuelo" (Oración eucarística 4).

. Y para vosotros, ¿cuál será vuestra alegría?

Os dice el Señor: "Si alguno me abre la puerta, entrare en su casa y me sentaré a su mesa; yo con él y él conmigo" (cf. Ap. 3, 20). "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt. 18, 20). "Dichosos los pobres. Dichosos los corazones puros que difunden paz, los que tiene hambre y sed de justicia" (cf. Mt. 5, 3-9).

Sí, queridos amigos, situaos en la alegría incluso de sufrir por el nombre de Cristo y sed hermanos con El de los que sufren. Y la resurrección de Cristo os colme del gozo que perdura (cf. Jn. 20,20) con el Espíritu Santo que os ha sido dado (cf. Rm. 5, 5).

Más allá de todos los gozos que iluminan vuestro camino, buscad a Aquel que os da la alegría. "Esa alegría que nadie podrá arrebataros" (Jn. 16,22)

Jubileo de los Jóvenes, Abril de 1984