Líbano

Población 4 millones: musulmanes 59%, cristianos 41%
Depositario de una civilización rica y cosmopolita, el Líbano fue siempre un ejemplo de convivencia islamo-cristiana. Desde la independencia del Líbano en 1943, la Constitución define los contornos de un Estado laico y pluralista, que garantiza la libertad religiosa, con representaciones políticas equilibradas: el Presidente de la República debe ser cristiano maronita; el presidente del Parlamento, un musulmán chiita: el Primer Ministro, un musulmán sunnita.

Con el éxodo de los prófugos palestinos (hasta 500.000) y los propósitos de las potencias confinantes (Siria e Israel), en 1975 explotó una guerra civil entre cristianos-maronitas y musulmanes que, insertada en los conflictos regionales, duró, con fases alternas, hasta 1990. Más de ¾ de las 150.000 víctimas de la guerra fueron cristianos. El perdurar del conflicto obligó a muchas familias, en gran parte cristianas, a emigrar. La demografía del país, otrora de mayoría cristiana, cambió.

La guerra erosionó el modelo de convivencia interreligiosa, basada en un sistema de garantías recíprocas entre las diversas comunidades, con el fin de impedir el predominio de una comunidad sobre otra. Se registra un incremento del fundamentalismo islámico, también por influencia de los países vecinos. La formación chiita Hezbollah ("Partido de Dios") reclama la institución de un Estado islámico según el modelo iraní. Con el retiro de las tropas israelíes del Sur del Líbano, en mayo del 2000, las comunidades cristianas del Sur manifestaron preocupación por su suerte. Al mismo tiempo, muchos cristianos, entre ellos el Patriarca maronita Card. Nashrallah Sfeir, así como rusos y musulmanes, piden continuamente el retiro del ejército sirio de todas las demás zonas del país. La visita del Papa en 1997, acogido con alegría por cristianos y musulmanes, mostró que el tejido interconfesional es todavía vivo.