Santa Marta (Memoria)

julio 29, 2014

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Jeremías 14:17-22

    17»Les dirás esto:
    «Derramen lágrimas mis ojos noche y día sin cesar, que está rota en gran ruina la doncella, hija de mi pueblo, ¡un golpe dolorosísimo!
    18Si salgo al campo:
    muertos a espada; si entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; hasta el profeta y el sacerdote vagan por el país sin entender nada».
    19¿Has repudiado del todo a Judá?
    ¿Siente tu alma asco de Sión? ¿Por qué nos hieres sin remedio? Esperábamos paz, y no hay bien, tiempo de salud, y cunde el pánico.
    20Señor, reconocemos nuestra impiedad,
    la culpa de nuestros padres, porque hemos pecado contra Ti.
    21En atención a tu Nombre, no nos desprecies,
    no deshonres tu trono de gloria. Acuérdate, no rompas tu alianza con nosotros.
    22¿Es que hay entre los ídolos de las naciones
    quienes hagan llover, o podrán los cielos dar lluvias? ¿Es que no eres Tú, Señor, nuestro Dios? En Ti esperamos, pues Tú hiciste todo esto.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 79:8-9, 11, 13

    8No nos recuerdes nuestras culpas antiguas,
    que pronto nos preceda tu compasión, pues estamos en miseria extrema.
    9Socórrenos, oh Dios, Salvador nuestro,
    por la gloria de tu Nombre; sálvanos, borra nuestros pecados, por amor de tu Nombre.
    11Llegue a tu presencia el gemido del cautivo.
    Conforme a la grandeza de tu brazo, libra a los destinados a la muerte.
    13Nosotros, tu pueblo, ovejas de tu rebaño,
    te daremos gracias por siempre, y proclamaremos tu alabanza de generación en generación. 

  • Evangelio

    Juan 11:19-27

    19Muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María para consolarlas por lo de su hermano.
    20En cuanto Marta oyó que Jesús venía, salió a recibirle; María, en cambio, se quedó sentada en casa.
    21Le dijo Marta a Jesús:
    —Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano,
    22pero incluso ahora sé que todo cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.
    23—Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.
    24Marta le respondió:
    —Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día.
    25—Yo soy la Resurrección y la Vida —le dijo Jesús—; el que cree en mí, aunque hubiera muerto, vivirá,
    26y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?
    27—Sí, Señor —le contestó—. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo.

    OR

    Lucas 10:38-42

    38Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa.
    39Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
    40Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo:
    —Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude.
    41Pero el Señor le respondió:
    —Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas.
    42Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.

  • Primera Lectura

    1 Juan 4:7-16

    7Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios.
    8El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.
    9En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida.
    10En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
    11Queridísimos: si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
    12A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor alcanza en nosotros su perfección.
    13En esto conocemos que permanecemos en Él, y Él en nosotros: en que nos ha hecho participar de su Espíritu.
    14Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo.
    15Si alguien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
    16Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 34:2-11

    2(Alef) Bendigo al Señor en todo tiempo;
    su alabanza está en mi boca de continuo.
    3(Bet) Mi alma se gloría en el Señor;
    que lo escuchen los humildes y se alegren.
    4(Guímel) Engrandeced conmigo al Señor;
    ensalcemos juntos su Nombre.
    5(Dálet) Busqué al Señor y me ha escuchado,
    me ha librado de todos mis temores.
    6(He) Miradle y brillaréis de gozo,
    vuestros rostros no se avergonzarán.
    7(Záin) Cuando el pobre invoca, el Señor le escucha,
    y lo salva de todas sus angustias.
    8(Het) El ángel del Señor se sitúa
    alrededor de los que le temen para librarlos.
    9(Tet) Gustad y ved qué bueno es el Señor,
    dichoso el hombre que se refugia en Él.
    10(Yod) Temed al Señor sus santos,
    que nada falta a los que le temen.
    11(Kaf) Los ricos se empobrecen y pasan hambre,
    pero los que buscan al Señor de nada carecen.

  • Evangelio

    Juan 11:19-27

    19Muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María para consolarlas por lo de su hermano.
    20En cuanto Marta oyó que Jesús venía, salió a recibirle; María, en cambio, se quedó sentada en casa.
    21Le dijo Marta a Jesús:
    —Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano,
    22pero incluso ahora sé que todo cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.
    23—Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.
    24Marta le respondió:
    —Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día.
    25—Yo soy la Resurrección y la Vida —le dijo Jesús—; el que cree en mí, aunque hubiera muerto, vivirá,
    26y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?
    27—Sí, Señor —le contestó—. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo.

    OR

    Lucas 10:38-42

    38Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa.
    39Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
    40Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo:
    —Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude.
    41Pero el Señor le respondió:
    —Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas.
    42Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.