Feria

julio 18, 2014

Color: Verde

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Isaías 38:1-6, 21-22, 7-8

    1En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Se acercó hasta él Isaías, hijo de Amós, el profeta, y le dijo:
    —Esto dice el Señor: «Ordena lo referente a tu casa porque vas a morir y no vivirás más».
    2Entonces Ezequías volvió su rostro contra la pared y oró al Señor
    3diciendo:
    —Ay, Señor, recuerda que he caminado en tu presencia con fidelidad y sincero corazón, y he hecho lo que es agradable a tus ojos. Luego Ezequías rompió en un gran llanto.
    4Y el Señor habló a Isaías diciendo:
    5—Anda y di a Ezequías: «Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: “He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas, y voy a añadir a tu vida quince años.
    6Te salvaré a ti y a esta ciudad de manos del rey de Asiria. Protegeré a esta ciudad.
    7Ésta será para ti la señal de parte del Señor, la señal de que el Señor cumplirá la palabra que ha pronunciado:
    8mira, haré que la sombra retroceda los escalones que ha bajado en la escalinata de Ajaz proyectada por el sol, diez escalones”».
    Y el sol retrocedió los diez escalones que había bajado en la escalinata.
    21Isaías ordenó:
    —Traed una torta de higos. La aplicaron sobre la úlcera y quedó sano.
    22Ezequías preguntó:
    —¿Cuál será la señal de que vaya a subir al Templo del Señor?

  • Salmo Responsorial

    Isaías 38:10-12, 16

    10«Yo pensaba: “A mitad de mis días
    camino hacia las puertas del sheol, soy privado del resto de mis años”.
    11Yo pensaba: “Ya no veré al Señor
    en el país de los vivos. No miraré más a los hombres entre los que habitan en el mundo”.
    12Mi tienda ha sido levantada y alejada de mí
    como tienda de pastores. Como un tejedor ha devanado mi vida, me ha cortado de la urdimbre. Del día a la noche me terminas.
    16Señor, mi corazón espera en Ti;
    que viva mi espíritu, sáname y hazme vivir.

  • Evangelio

    Mateo 12:1-8

    1En aquel tiempo pasaba Jesús un sábado por entre unos sembrados; sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar unas espigas y a comer.
    2Los fariseos, al verlo, le dijeron:
    —Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer el sábado.
    3Pero él les respondió:
    —¿No habéis leído lo que hizo David y los que le acompañaban cuando tuvieron hambre?
    4¿Cómo entró en la Casa de Dios y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que le acompañaban, sino sólo a los sacerdotes?
    5¿Y no habéis leído en la Ley que, los sábados, los sacerdotes en el Templo quebrantan el descanso y no pecan?
    6Os digo que aquí está el que es mayor que el Templo.
    7Si hubierais entendido qué sentido tiene: Misericordia quiero y no sacrificio, no habríais condenado a los inocentes.
    8Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.