San Pedro Claver, Presbítero (Memoria)

septiembre 9, 2013

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Colosenses 1:24--2:3

    1
    24Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia.
    25De ella he sido yo constituido servidor por disposición divina, dada en favor vuestro: para cumplir el encargo de anunciar la palabra de Dios, es decir,
    26el misterio que estuvo escondido durante siglos y generaciones y que ahora ha sido manifestado a sus santos.
    27En efecto, Dios quiso dar a conocer a los suyos las riquezas de gloria que contiene este misterio para los gentiles: es decir, que Cristo está en vosotros y es la esperanza de la gloria.
    28Nosotros lo anunciamos exhortando a todo hombre y enseñando a cada uno con la verdadera sabiduría, para hacer a todos perfectos en Cristo.
    29Con este fin trabajo afanosamente con su fuerza que actúa poderosamente en mí.
    2
    1Así pues, quiero que sepáis qué dura lucha sostengo por vosotros, y por los de Laodicea, y por cuantos no me han visto personalmente,
    2para que sean consolados sus corazones, unidos en la caridad, y alcancen en toda su riqueza la perfecta inteligencia y conocimiento del misterio de Dios, de Cristo,
    3en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 62:6-7, 9

    6Sólo en Dios está el descanso, alma mía,
    porque de Él viene mi esperanza.
    7Sólo Él es mi roca y mi salvación
    mi alcázar: no podré vacilar.
    9Confiad en Él, comunidad entera del pueblo,
    desahogad vuestro corazón en su presencia: Dios es nuestro refugio.

  • Evangelio

    Lucas 6:6-11

    6Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
    7Los escribas y los fariseos le observaban a ver si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle.
    8Pero él conocía sus pensamientos y le dijo al hombre que tenía la mano seca:
    —Levántate y ponte en medio. Y se levantó y se puso en medio.
    9Entonces Jesús les dijo:
    —Yo os pregunto: ¿es lícito en sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar la vida de un hombre o perderla?
    10Entonces, mirando a todos los que estaban a su alrededor, le dijo al que tenía la mano seca:
    —Extiende tu mano. Él lo hizo, y su mano quedó curada.
    11Ellos se llenaron de rabia y comenzaron a discutir entre sí qué harían contra Jesús.