Santa María Goretti, Virgen, Mártir (Memoria Libre)

julio 6, 2013

Color: Rojo

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Génesis 27:1-5, 15-29

    1Isaac envejeció y sus ojos se debilitaron hasta perder la vista. Llamó a su hijo mayor Esaú, y le dijo:
    —¡Hijo mío! Éste le respondió: —Aquí estoy.
    2Dijo el padre:
    —Mira, soy viejo y desconozco el día de mi muerte;
    3toma, pues, por favor, tus armas, tu aljaba y tu arco, ve al campo y cázame alguna pieza;
    4luego me preparas un buen guiso, como a mí me gusta, y me lo traes para comer con el fin de bendecirte antes de que muera.
    5Rebeca había escuchado la conversación de Isaac con su hijo Esaú. Esaú salió al campo a cazar algo que traerle.
    15Luego Rebeca tomó los mejores vestidos de su hijo mayor, Esaú, que había en casa, y vistió a Jacob, su hijo menor.
    16Recubrió sus manos y la parte lampiña de su cuello con las pieles de los cabritos
    17y puso el sabroso guiso y el pan que había preparado en las manos de su hijo Jacob.
    18Él se acercó a su padre y le dijo:
    —¡Padre mío! Éste respondió: —Aquí estoy. ¿Quién eres tú, hijo mío?
    19Jacob repuso a su padre:
    —Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste. Incorpórate, ponte sentado y come de mi caza, con el fin de que me bendigas.
    20Isaac respondió a su hijo:
    —¡Qué rápido has sido en encontrarla, hijo mío! Él replicó: —Porque el Señor tu Dios me la ha puesto delante.
    21Isaac dijo a Jacob:
    —Acércate para que pueda tocarte, hijo mío, a ver si eres mi hijo Esaú o no.
    22Jacob se acercó a su padre Isaac quien lo palpó y dijo:
    —La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.
    23No lo reconoció porque sus manos estaban velludas como las de su hermano Esaú, y le bendijo.
    24Aún le preguntó:
    —¿Eres tú mi hijo Esaú? Él respondió: —Yo soy.
    25Dijo Isaac:
    —Acércame la caza, hijo mío, y la comeré con el fin de bendecirte. Se la acercó y comió; le dio vino y bebió.
    26Y le dijo su padre Isaac:
    —Acércate y bésame, hijo mío.
    27Se acercó y le besó. Entonces percibió el olor de su vestido, y le bendijo diciendo:
    —El olor de mi hijo es como el olor de un campo que ha bendecido el Señor.
    28Que Dios te conceda el rocío del cielo
    y la riqueza de la tierra; abundancia de trigo y de vino.
    29Que los pueblos te sirvan
    y las naciones se postren ante ti; que seas señor de tus hermanos y se te postren los hijos de tu madre. Maldito el que te maldiga y bendito el que te bendiga.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 135:1-6

    1¡Aleluya!
    Alabad el Nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor,
    2los que estáis en la Casa del Señor,
    en los atrios de la Casa de nuestro Dios.
    3Alabad al Señor, porque el Señor es bueno.
    Entonad salmos a su Nombre, porque es amable,
    4porque el Señor se eligió a Jacob,
    a Israel como propiedad suya.
    5Yo sé que el Señor es grande,
    que nuestro Dios está sobre todos los dioses.
    6Todo cuanto quiere el Señor
    lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en los abismos:

  • Evangelio

    Mateo 9:14-17

    14Entonces se le acercaron los discípulos de Juan para decirle:
    —¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
    15Jesús les respondió:
    —¿Acaso pueden estar de duelo los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Ya vendrá el día en que les será arrebatado el esposo; entonces, ya ayunarán.
    16»Nadie pone un remiendo de paño nuevo a un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido y se produce un desgarrón peor.
    17Ni se echa vino nuevo en odres viejos; porque entonces los odres revientan, y el vino se derrama, y los odres se pierden. El vino nuevo lo echan en odres nuevos y así los dos se conservan.

  • Primera Lectura

    1 Corintios 6:13-15, 17-20

    13«La comida para el vientre, y el vientre para la comida». Pero Dios destruirá lo uno y lo otro. Por otra parte, el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
    14Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros por su poder.
    15¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy, entonces, a tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? ¡De ninguna manera!
    17En cambio, el que se une al Señor se hace un solo espíritu con él.
    18Huid de la fornicación. Todo pecado que un hombre comete queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo.
    19¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
    20Habéis sido comprados mediante un precio. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 31:3-4, 6, 8, 16-17

    3Inclina tu oído hacia mí,
    date prisa en socorrerme. Sé para mí la roca de refugio, el alcázar firme de mi salvación;
    4porque Tú eres mi peña, mi fortaleza:
    por honor de tu Nombre, dirígeme y guíame;
    6En tus manos encomiendo mi espíritu:
    Tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado.
    8Me alegraré y me gozaré en tu misericordia,
    pues te has fijado en mi miseria, has comprendido la angustia de mi alma,
    16Mi suerte está en tu mano;
    líbrame de la garra de mis enemigos y de mis perseguidores.
    17Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
    por tu misericordia, sálvame.

  • Evangelio

    Juan 12:24-26

    24En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto.
    25El que ama su vida la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna.
    26Si alguien me sirve, que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor. Si alguien me sirve, el Padre le honrará.