San Bernardo, Abad, Doctor de la Iglesia (Memoria)

agosto 20, 2013

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Jueces 6:11-24

    11Vino un ángel del Señor y se sentó bajo la encina que había en Ofrá y que pertenecía a Joás, de los de Abiézer. Mientras Gedeón, su hijo, desgranaba el trigo en el lagar para esconderlo de Madián
    12el ángel del Señor se le apareció y le dijo:
    —El Señor está contigo, valiente.
    13Gedeón le respondió:
    —Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están los prodigios que nuestros padres nos cuentan cuando dicen que el Señor nos hizo subir desde Egipto? Ahora, sin embargo, el Señor nos ha abandonado y nos ha puesto en manos de Madián.
    14El Señor se dirigió a él y le dijo:
    —Ve, que con la fuerza que tienes salvarás a Israel de la mano de Madián. Yo te envío.
    15Él respondió:
    —Señor mío, ¿cómo voy a liberar a Israel? Mi clan es el más insignificante de Manasés y yo soy el más joven de mi familia.
    16El Señor le dijo:
    —Yo estaré contigo y tú derrotarás a Madián como a un solo hombre.
    17Y de nuevo respondió:
    —Por favor, si he encontrado gracia a tus ojos, dame una señal de que eres tú quien ha hablado conmigo.
    18No te muevas de aquí hasta que regrese trayendo mi oblación y te la presente.
    A lo que él contestó: —Me quedaré hasta que vuelvas.
    19Gedeón fue a preparar un cabrito y unos panes ácimos con un efah de harina. Luego, colocando la carne en un canasto y la salsa en una cazuela, se lo llevó hasta debajo de la encina y allí se lo ofreció.
    20El ángel de Dios le dijo:
    —Toma la carne y los panes ácimos; déjalos sobre esa roca y derrama la salsa por encima. Él así lo hizo.
    21El ángel del Señor alargó el extremo del cayado que tenía en su mano, tocó la carne y los panes ácimos, y salió de la roca un fuego que consumió la carne y los panes. Luego el ángel del Señor se retiró de su presencia.
    22Al ver Gedeón que era un ángel del Señor dijo:
    —¡Ay de mí, Señor, Dios mío, que he visto al ángel del Señor cara a cara!
    23Y el Señor le respondió:
    —Ten paz. No temas, no morirás.
    24Gedeón edificó allí un altar al Señor y le puso el nombre de «El Señor es Paz». Éste permanece hasta el día de hoy en Ofrá de Abiézer.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 85:9, 11-14

    9Escucharé lo que dice Dios:
    el Señor anuncia la paz a su pueblo y a sus fieles, con tal de que no retornen a la necedad.
    11Misericordia y fidelidad se encontrarán,
    justicia y paz se besarán.
    12De la tierra germinará la fidelidad,
    desde los cielos despuntará la justicia.
    13Porque el Señor otorgará bienes,
    y nuestra tierra producirá sus frutos.
    14Ante Él marchará la justicia,
    y sus pasos abrirán camino. 

  • Evangelio

    Mateo 19:23-30

    23Jesús les dijo entonces a sus discípulos:
    —En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos.
    24Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
    25Cuando oyeron esto sus discípulos, se quedaron muy asombrados y decían:
    —Entonces, ¿quién puede salvarse?
    26Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo:
    —Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.
    27Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo:
    —Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué recompensa tendremos?
    28Jesús les respondió:
    —En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
    29Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos, o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.
    30Porque muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 15:1-6

    1Así actuará el que teme al Señor;
    y quien se aferra a la Ley alcanzará la sabiduría.
    2Ella le saldrá al encuentro como una madre respetable,
    le recibirá como una esposa virgen.
    3Le alimentará con el pan de vida y de inteligencia,
    y le dará a beber el agua de la sabiduría. Se apoyará en ella y no vacilará,
    4confiará en ella y no quedará avergonzado.
    Ella le encumbrará por encima de sus prójimos,
    5y en medio de la asamblea le hará abrir su boca,
    le llenará de espíritu de sabiduría y de inteligencia y le cubrirá de un manto de gloria.
    6Le colmará de alegría y de corona de gozo,
    y heredará un renombre eterno.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 119:9-14

    9(Bet) ¿Cómo podrá un joven mantener limpio su sendero?
    Guardando tus palabras.
    10Con todo el corazón te busco;
    no permitas que me desvíe de tus mandamientos.
    11En mi corazón he guardado tus palabras
    para no pecar contra ti.
    12Bendito eres, Señor,
    enséñame tus preceptos.
    13Con mis labios proclamo
    todas las normas de tu boca.
    14En el camino de tus preceptos me deleito
    más que en todas las riquezas.

  • Evangelio

    Juan 17:20-26

    20»No ruego sólo por éstos, sino por los que van a creer en mí por su palabra:
    21que todos sean uno; como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado.
    22Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno.
    23Yo en ellos y Tú en mí, para que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que Tú me has enviado y los has amado como me amaste a mí.
    24Padre, quiero que donde yo estoy también estén conmigo los que Tú me has confiado, para que vean mi gloria, la que me has dado porque me amaste antes de la creación del mundo.
    25Padre justo, el mundo no te conoció; pero yo te conocí, y éstos han conocido que Tú me enviaste.
    26Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos y yo en ellos.