Santo Tomás de Aquino, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)

enero 28, 2012

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    2 Samuel 12:1-7, 10-17

    1El Señor envió a Natán ante David y cuando llegó a su presencia le dijo:
    —Había dos hombres en una ciudad, uno rico y otro pobre.
    2El rico tenía ovejas y bueyes en abundancia.
    3El pobre no tenía más que una corderilla que había comprado y criado; crecía junto a él y con sus hijos, comiendo de su mismo pan, bebiendo de su mismo vaso y durmiendo en su regazo. Era para él como una hija.
    4Vino una vez un huésped a casa del rico y le dio pena tomar una de sus ovejas o de sus vacas para honrar al recién llegado; así que robó la corderilla al hombre pobre y se la preparó al viajero.
    5Se encendió la ira de David contra aquel hombre y dijo a Natán:
    —Vive el Señor, que el que haya hecho tal cosa es reo de muerte;
    6y por haber actuado de esa manera, sin tener compasión, habrá de pagar cuatro veces por la corderilla.
    7Dijo entonces Natán a David:
    —Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Israel: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl;
    10Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa».
    11Así dice el Señor: «Suscitaré el mal en tu casa; ante tus ojos te quitaré tus mujeres y se las daré a otro que dormirá con ellas a la luz del sol que vemos.
    12Tú lo has hecho en secreto. Yo lo haré a la vista de todo Israel y a la luz del sol».
    13David dijo a Natán:
    —He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás.
    14Pero, por haber ofendido al Señor con esta acción, el hijo que te ha nacido morirá.
    15Y Natán se volvió a su casa.
    El Señor hirió al niño que la mujer de Urías le había dado a David, y cayó gravemente enfermo.
    16David rogó al Señor por el niño, ayunó y se encerró pasando las noches acostado en el suelo.
    17Los ancianos de su casa le insistían para que se levantara del suelo, pero él no quiso y no probó bocado con ellos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 51:12-17

    12Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
    y renueva en mi interior un espíritu firme.
    13No me arrojes de tu presencia,
    ni me retires tu santo Espíritu.
    14Devuélveme el gozo de tu salvación
    y afírmame con un espíritu noble.
    15Enseñaré a los malvados tus caminos,
    y se convertirán a Ti los pecadores.
    16Líbrame de la sangre, Dios mío,
    Dios de mi salvación; mi lengua anunciará tu justicia.
    17Señor, abre mis labios
    y mi boca proclamará tu alabanza.

  • Evangelio

    Marcos 4:35-41

    35Aquel día, llegada la tarde, les dice:
    —Crucemos a la otra orilla.
    36Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas.
    37Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba.
    38Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen:
    —Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
    39Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar:
    —¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma.
    40Entonces les dijo:
    —¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe?
    41Y se llenaron de gran temor y se decían unos a otros:
    —¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

  • Primera Lectura

    Sabiduría 7:7-10, 15-16

    7Por eso, rogué prudencia y se me concedió;
    invoqué un espíritu de sabiduría y vino a mí.
    8La antepuse a cetros y tronos
    y, comparada con ella, tuve en nada la riqueza.
    9La piedra más preciosa no la iguala,
    porque, a la vista de ella, todo el oro es un poco de arena y, ante ella, la plata vale lo que el barro.
    10La quise más que la salud y la belleza
    y preferí tenerla como luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
    15Que Dios me conceda hablar juiciosamente
    y tener sentimientos dignos de los dones recibidos, pues Él es el guía de la sabiduría y el que dirige rectamente a los sabios.
    16En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras,
    el ser prudentes y el saber obrar.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 119:9-14

    9(Bet) ¿Cómo podrá un joven mantener limpio su sendero?
    Guardando tus palabras.
    10Con todo el corazón te busco;
    no permitas que me desvíe de tus mandamientos.
    11En mi corazón he guardado tus palabras
    para no pecar contra ti.
    12Bendito eres, Señor,
    enséñame tus preceptos.
    13Con mis labios proclamo
    todas las normas de tu boca.
    14En el camino de tus preceptos me deleito
    más que en todas las riquezas.

  • Evangelio

    Mateo 23:8-12

    8Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
    9No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial.
    10Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo.
    11Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor.
    12El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.