En el antiguo pueblo de Pintado, hoy Villa Vieja, a unos veinte kilómetros al oeste de la ciudad de Florida, en la república del Uruguay, se erigió a fines del siglo XVIII una capilla que recibió el nombre de Capilla del Pintado. En ella se rendía culto a una Virgencita, que según los informes más probables, había sido enviada por los jesuitas desde Paraguay a mediados del mismo siglo. Cuando a principios del siguiente siglo, el vecindario del Pintado logró la construcción de una parroquia, los principales pobladores, se consagraron a su Patrona la Inmaculada, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján. Su primer párroco, el presbítero Santiago Figueredo, en vista de la pobreza y aridez de aquellos terrenos resolvió trasladar la parroquia a otro lugar más cómodo y propicio para el culto de la Virgen.

Acudió al Cabildo de Montevideo y una vez obtenido el permiso, los vecinos del Pintado se trasladaron a la que hoy es la ciudad de Florida. En este lugar se construyó otra capilla y se colocó a la Virgen de Luján. Al pie de esa imagen el 25 de mayo de 1825 se inició la lucha por la independencia de Uruguay. El mismo año los jefes orientales inclinaron la bandera tricolor ante la imagen de la Virgen, llamada desde entonces la Virgen de los Treinta y Tres. El 25 de agosto los convencionales del Congreso de la Florida después de suscribir el acto de la independencia en un rancho situado al lado de la Iglesia de la Virgen, se dirigieron a Ella y arrodillados al pie de la sagrada imagen, le pidieron que fortaleciera sus corazones y les diera valor para llevar a feliz término sus anhelos de emancipación. El triunfo coronó sus esfuerzos y la devoción a la Virgen de los 33 quedó ligada a la libertad de Uruguay.

La imagen fue coronada canónicamente en 1961, por concesión del Papa Juan XXIII, quien al año siguiente la proclamó oficialmente "Patrona del Uruguay". La fiesta de la Virgen de los Treinta y Tres se celebra el segundo domingo de noviembre con una peregrinación a su Santuario desde todos los lugares de la nación.