El noviazgo y la castidad


Jose Luis Soria

Es evidente que el noviazgo no es solo un tiempo que precede al matrimonio, sin que es sobre todo su preparacion, su escuela, su premisa. En el noviazgo está la clave de tantas cosas, positivas y negativas, que condicionarán más tarde la vida matrimonial, en un sentido o en otro. Por lo que se refiere a la castidad tambien. Si un motrimonio limpio es en buena parte fruto de un limpio noviazgo, podríamos igualmente decir que a un noviazgo turbio suele suceder un matrimonio sucio.

  • Doctrina cristiana

Vivir castamente el noviazgo tiene una gran importancia, no sólo por la razon suprema de mantenerse en amistad con Dios, sino porque aun humanamente las faltas o los pecados en esta materia tienen una proyeccion que va más alla de la inmediata. Hay que considerar esas cosas tambien en lo que tienen de síntoma,de actitud de fondo ante Dios primero, pero al mismo tiempo ante uno mismo, ante la persona del otro, ante el mundo. Las faltas de delicadeza, los atentados más o menos velados al pudor, las familiaridades animalescas o los pecados de lujuria que tengan lugar en el noviazgo, si no se corrigen y adquieren carta de naturaleza, se proyectan y multiplican en el matrimonio, de un modo absolutizador y desbordante.

El noviazgo bien vivido constituye, en cambio, una garantia insospechadamente eficaz para el futuro. Es "una ocasion de ahondar en el afecto y en el conocimiento mutuo. Y como toda escuela de amor, ha de estar inspirado no por el afán de posesión, sino por el espíritu de entrega, de comprension, de respeto, de delicadeza"(J. Escriva de Balaguer, Conversaciones, Madrid, 1969, 3.. ed., n. 105).

Entender esa etapa frivolamente, a la ligera, como algo impuesto mostrencamente por la imposibilidad de contraer matrimonio en seguida, o verla como un medio oficioso de satisfacer la sensualidad mientras tanto, es equivocado y lleva a gravisimos errores, no solo morales.
No es este el lugar para exponer la teologia moral en lo referente a la castidad, ni sus fundamentos.

Pero ante las afirmaciones de la Revelacion-y ante todo lo que la Iglesia enseña en consecuencia-caben dos opuestas actitudes:

a) O se admite lo que la doctrina cristiana propone como norma moral, aunque se sea consciente de que no es facil de vivir-por ejemplo, durante el noviazgo-, o no se sepa como llevarlo a la práctica en determinados casos.

b) O se rechaza en bloque esa doctrina, incluso cuando parece que solo se esta en desacuerdo con puntos concretos, tratando de reemplazarla-algunos dicen, mejorarla, ponerla al dia-con otras reglas de comportamiento van desde las opiniones personales sobre aspectos aparentemente circunscritos, hasta los dogmatismos totalitorios y anarquicos de la revolucion sexual.

Si se sostiene una opinión que en mayor o menor medida se reconozca en esta segunda actitud, logicamente se discrepara de todo lo que diremos en adelante, pero con pena hemos de anticipar que en este ensayo no es posible tratar de entendernos no hay espacio ni siquiera para el prologo, para ponernos de acuerdo sobre el significado de algunos conceptos esenciales (amor, matrimonio, pecado, conciencia...), o para llegar a una plataforma de entendimiento sobre el sentido de la vida o sobre los postulados filosoficos mas elementales.

  • Premisas fundamentales

Las consideraciones que siguen pueden ayudar, en cambio, a quien se reconozca en la primera actitud a que nos referiamos, por muchas y variadas que puedan ser sus dificultades, si hay la disposicion de fondo que exige la fe y la buena voluntad de acatar el Magisterio de la Iglesia. Aun entonces es preciso fijar unas cuantas premisas:

1.° La doctrina catolica es la que-en nombre de Cristo y con la asistencia del Espiritu Santo-enseñan el Papa, y los Obispos en comunicacion con la Santa Sede, y forma un cuerpo unitario y sin contradiccion a lo largo de los veinte siglos de cristianismo.

2.° Las opiniones de un autor o de cien autores-se llamen o no se llamen teologos-, lo mismo que los modos de conducta que se observen en la vida corriente aunque esten muy difundidos, no equivalen necesariamente a la doctrina catolica ni tienen por que ser rectos y validos.

3.° Mas aun son criterios equivocados, carecen de razón y enseñan un comportamiento objetivamente pecaminoso, si están en contradiccion con la enseñanza de la iglesia. De hecho, uno de los mayores problemas con que debe enfrentarse la pastoral en estos temas es que los chicos aprenden a comportarse como novios segun lo que ven hacer a otros novios, o segun lo que les propone el cine o leen en las novelas. Y, por lo general, esos modelos de comportamiento no son cristianos, sino paganos; no reflejan el verdadero amor humano sino el afan de sahsfaccion sensual.

Con estas premisas-aunque con las reservas ya mencionadas antes-resultan automaticamente descalificados argumentos como "lo hacen todos"; "se ve siempre asi en las peliculas"; "no estamos ya en el siglo XIX"; "lo he leido en un libro de un teologo muy famoso"; "despues del Concilio hay autores que lo admiten"; "me han dicho que si", etc. En una palabra, se trata de los argumentos que apelan a motivos extrinsecos, de autoridad, modernidad, aggiornamento, para justificar actitudes contrarias a lo que es la norma moral cristiana.

  • Dificultades

Quedan no obstante en pie las dificultades que podriamos llamar intrinsecas, o sea, las que origina la misma vida de novios, a pesar de que los dos tengan buena voluntad para acomodar la propia conducta al amor de Dios. Sin pretensiones de ninguna sistematizacion, podriamos agrupar asi estos obstaculos:

1) La espontaneidad del cariño.
2) Los peligros de la ocasión.
3) Las concesiones ante la compasion o el chantaje.

1) La espontaneidad del cariño.

Suele oirse que el corazon no admite convencionalismos y que -si el amor es sincero- todo lo demas cuenta poco. En ese contexto, se sigue afirmando que -siendo lo primero el cariño-las relaciones sexuales entre novios no tienen que esperar a ser legitimadas por lo que seria un mero compromiso social, juridico, economico, etc.: el matrimonio contraido. Con esas premisas, serian logicas y aun obligadas todas las manifestaciones de afecto entre novios, fueran cuales fueran sus modalidades.

Resulta patente que un planteamiento de ese estilo, que prescinde de toda referencia a Dios, a la ley moral o a la enseñanza de la Iglesia, esta viciado de raiz y no puede ser aceptado por nadie que quiera seguir llamándose cristiano. La Revelacion, a la que ya hemos hecho referencia, no puede ser ignorada o dejada de lado. Puntualicemos ademas dos ideas que atañen al tema:

a) No es lo mismo el amor que sus manifestaciones. Aun sin dejar de ser autentico-más aun: acrisolándose en su genuinidad humana-, el cariño ha de acomodar sus modos de expresion a lo que exija la ley moral. No se trata de ir contra la espontaneidad, entendiendo esta palabra en su sentido más valioso, como opuesto a artificiosidad o a hipocresia, , sino de atribuirle el valor que le corresponde. En todos los campos y no solo en el del amor, lo espontaneo debe elevarse hasta transformarse en lo humano, para poder transfigurarse en lo divino, mediante la gracia de Dios.

De hecho, la espontaneidad no solamente no es una regla de vida, sino que con frecuencia es una tendencia hacia un modo de conducta pecaminoso. Recuerdense, por ejemplo, los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza; en todos hay de ordinario un gran componente de espontaneidad, mayor o menor segun el temperamento. Son cosas que <nos salen> fácilmente, tan facilmente que aparecen tambien cuando no las quisieramos, porque son las tendencias al mal, que el pecado original ha dejado en nuestra naturaleza.

Por eso la actividad humana no ha de guiarse por la espontaneidad sino por la ley moral, que enriquece y facilita el verdadero libre obrar. Lo que debe caracterizar nuestra vida no es el instinto-que es lo mas espontaneo que mueve a la accion, por las raices deterministas que posee (pura bioquimica)-, sino el amor y el deber, el sentido de responsabilidad, la obediencia libre a una norma etica.

De ahi que en el noviazgo no sea licito identificar amor humano e intimidad sexual, aunque sean cosas relacionadas. Lo mismo que, para los ya esposos, puede y debe seguir existiendo el amor, aun cuando las relaciones conyugales-por los motivos que sean-esten impedidas. El amor, mas alla de la atraccion, de la satisfaccion o de la instintividad, es una decision moral.

En el fondo, si parece a veces plantearse un conflicto entre amor y castidad, es porque no se reflexiona sobre el significado del amor humano. Tiene valor, pero no es el suyo un valor absoluto: en su nombre no se jushfican acciones que vayan contra el Amor, con mayuscula. Ni podria realmente llamarse amor lo que fuera causa de un grave daño espiritual: la muerte del alma, por el pecado grave, es la más terrible manifeshción de desamor.

b) Fuera del legitimo matrimonio, es pecado mortal la busqueda directa del placer sexual o la realizacion-total o parcial-de acciones que esten destinadas por su noturaleza, independientemente de la intención del hombre, a la transmision de la vida. Y esto, aunque-por las razones que sean-se sepa que no llegara la concepcion, y aunque la intencion no sea ofender a Dios sino manifestar cariño. Hay una "inseparable conexion, que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal el significado unitivo y el significado procreador" (Humanae vitae, n. 12).

No se puede querer un elemento impidiendo el otro, porque esta en juego algo muy profundo: la esencia de un acto, que trasciende todas las tecnicas, todos los resultados y todas las intenciones. Un hombre es un hombre, aunque este dormido o loco o paralitico; el acto conyugal es algo que tiene sentido y licitud unicamente donde sus dos significados pueden desarrollarse plenamente: en el matrimonio.

De todos modos, aclarado ese punto, puede seguir flotando una duda: ¿hasta donde se puede llegar en las manifestaciones de afecto?

A grandes trazas, y sin entrar en casuisticas antipáticas, podriamos fijar unos criterios

1. No deben ser cosas que, en el fondo de la conciencia, tengan un timbre de lujuria, de bajeza, de egoismo o de clandestinidad se puede llegar-suele decir Monsenor Escrivá de Balaguer cuando se refiere a este tema, en conversaciones con gente joven-hasta donde se llegaria en presencia de la propia madre.

2. Nunca deben suscitar directamente ninguna de las manifestaciones corporales que son propias de la intimidad conyugal

3. A la hora de la responsabilidad moral, no puede prescindirse de lo que pase en la conciencia del otro, porque los novios son dos. Una intencion afectuosa, si es imprudente, puede ser la causa de un pecado.

4. Siempre debe quedar tal limpia trasparencia, que no se enfrie la vida de piedad sentida ni parezca haberse levantado un muro entre el alma y Dios.

2) Los peligros de la ocasión.

Puestos a extremar las cosas, alguna podria pensar que en esta materia el mismo noviazgo es ya un peligro. Bajo cierto aspecto es verdad, pero no se puede cerrar ahi la discusion, porque en el fondo no se ha hecho más que recordar una verdad de Perogrullo que los novios son criaturas humanas.

Es cierto que el noviazgo lleva consigo una serie de circunstancias que podrian ser consideradas ocasion de pecado, en sentido moral:el cariño y la necesidad de manifestarlo; la oportunidad de estar juntos con frecuencia; la familiaridad, etc. Pero no es posible tratar de evitar esas cosas equivaldria a suprimir el noviazgo, con todas sus caracteristicas.

Aun a riesgo de que el planteamiento parezca simplista, el problema práctico puede reducirse a pocos puntos bien concretos. Cuando hay un fondo de rectitud y de buena voluntad, muchas victorias y muchas derrotas espirituales dependen de que se hayan sabido evitar o no tres ocasiones peligrosas: la soledad, la oscuridad y el coche. Asi de sencillo.

Claro que el noviazgo requiere momentos de intimidad, para cambiar impresiones y confidencias nobles, y para empezar a entrenarse en el nosotros y el mundo, pero intimidad no quiere decir soledad, absoluta o con complices alrededor. No se trata de entrar en detalles. Doy por sentado que los novios son lo suficientemente crecidos como para detectar por si mismos, con la ayuda de Dios y de su Angel Custodio, cuando se presentan esas situaciones que ponen el alma en peligro inmediato. Si ellos no saben huir y asi guardarse, no habra nadie en la tierra que los guarde, porque la famosa carabina ya pasó a la historia, aunque siga figurando en el Diccionario de la Lengua.

3) Las concesiones ante la compasion o el chantaje

Sin necesidad de afrontar el fondo del problema, basta recordar que hay diferencias en el modo de ser masculino y femenino. Entre hombre y mujer se abre con frecuencia la laguna de la ignorancia o de la duda sobre la interioridad del otro, en su sentido mas amplio. Cada uno sabe lo suyo, aunque sea con bastantes aproximaciones; y cada uno se ve obligado a fiarse, para saber lo que el otro vive, por lo que el otro dice.

Luego, andando el tiempo y creciendo la experiencia, no hara falta hablar, y no sera facil disimular la realidad. Pero en el noviazgo todavia no se ha llegado a ese punto, y no han perdido eficacia las palabras mentirosas.

No necesariamente, pero en este aspecto la chica suele ser la engañada, si es ingenua y no esta atenta. Un clima de opinion bastante extendido puede contribuir a hacerle creer que el mandamiento de la pureza tiene distinta vigencia para el hombre y para la mujer; y si, ademas, ha tenido que bajar aprisa y corriendo de las nubes rosas del romanticismo, lo que no conseguiría una tentacion descarada lo consigue la compasion, o el respeto humano, o el miedo de parecer anticuada. Digamos solo que ha de reaccionar con prontitud, para no dar ocasion a la pasion, y con fortaleza.

Hay momentos, incluso, en los que se impone el romper, si no hacerlo llevarla necesariamente a ofender a Dios o si se exigen pruebas de la autenticidad del cariño -pecados graves-, como condicion para continuar las relaciones.