Quinto Día de la Novena a San Agustín sobre la Fe

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quinto Día

“ Creer en Jesucristo es el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación. (Benedicto XVI, Porta Fidei 3)

Lectura Bíblica: Salmo 63, 2-6

Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua.
Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios.

Reflexión de San Agustín: Sermón 21,5

¿Qué es la fe? No la ves y, sin embargo, protestas cuando no te la guardan. Por tu protesta das testimonio de su existencia. ¿Cómo es que cuando la exiges la ves y cuanto te la exigen a ti no quieres verla? Primero abres los ojos y gritas: "Guárdame la fe que prometiste". Y a renglón seguido los cierras y exclamas: "Nada te prometí". Abre los ojos en ambos casos. No pierdas la fe, sino la iniquidad. Guarda a los demás lo que exiges.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Oración Final

Señor, estabas dentro de mi,
pero yo de mi mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que,
si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío,
de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mi mismo,
de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma,
de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mi mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida
y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.