Primer día del Triduo por el bicentenario del nacimiento de Don Bosco

Oración de inicio

Oh Padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco, que tanto trabajasteis por la salvación de las almas, sed nuestra guía en buscar el bien de la nuestra y la salvación del prójimo, ayudadnos a vencer las pasiones y el respeto humano, enséñanos a amar a Jesús Sacramentado, a María Santísima Auxiliadora y al Papa, y obtenednos de Dios una santa muerte, para que podamos un día hallarnos juntos en el Cielo. Así sea.

Lectura del primer día: Marcos 9, 33-37

Reflexión:

“El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí”. Don Bosco lo hizo. También experimentó en su infancia y juventud la acogida de mucha gente. Su vida va a ser un poner en práctica este evangelio de acoger y de promocionar a los más pequeños y necesitados, desde que era muy niño.

Infancia: “Muchas veces me habéis preguntado a qué edad comencé a ocuparme de los niños. A los diez realizaba lo compatible con esos años, una especie de Oratorio Festivo. Escuchad. Era yo aún muy pequeño y ya estudiaba el carácter de mis compañeros... hacía el bien a quien podía y a nadie mal... sin embargo eran mis narraciones las que los reunían junto a mí”. Don Bosco - Memorias del Oratorio

Juventud: “Empezaron a venir para jugar, después para escuchar historietas y hacer los deberes escolares y, finalmente, acudían sin un motivo especial. Para poner un nombre a aquellas reuniones solíamos denominarlas Sociedad de la Alegría”. Don Bosco - Memorias del Oratorio

Su ideal: “Como los deberes escolares me dejaban mucho tiempo libre, solía dedicar una parte del mismo a leer los clásicos italianos y latinos; la otra, a fabricar licores y confituras... Mi amo me propuso quedarme allí a trabajar... sin embargo yo realizaba tales trabajos sólo por diversión o distracción; mi intención seguía fijada en continuar los estudios”. Don Bosco – Memorias del Oratorio

Oración para obtener una gracia especial

Oh Don Bosco Santo, cuando estabais en esta tierra no había nadie que acudiendo a Vos, no fuera, por Vos mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder vuestro gran corazón en amor hacia los necesitados! Ved, pues, mis presentes necesidades y ayudadme obteniéndome del Señor (pídase la gracia).

También Vos habéis experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabéis qué cosa es sufrir.

Ea, pues, oh Don Bosco Santo, volved hacia mí vuestra bondadosa mirada y obtenedme del Señor cuánto pido, si es ventajoso para mí alma; o si no, obtenedme alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Así sea.

Oración final a San Juan Bosco

Oh Don Bosco Santo, que con tan gran amor y celo cultivasteis las múltiples formas de acción católica que hoy florecen en la Iglesia, conceded a sus asociaciones el mayor progreso y desarrollo. Redoblad en todos los corazones la devoción a la Santísima Eucaristía y a María Auxiliadora de los Cristianos. Acrecentad en ellos el amor al Papa, el celo por la propagación de la fe, un solícito esmero por la educación de la juventud y grandes entusiasmos para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Haced que en cada una de las naciones se fomente y arraigue la guerra contra la blasfemia y el mal hablar y contra la prensa impía; haciendo surgir en todas partes nuevos cooperadores para las diversas formas de apostolado recomendadas por el Vicario de Cristo. Infundid en todos los corazones católicos la llama de vuestro celo, para que, viviendo en caridad difusiva, puedan al fin de su vida recoger el fruto de las muchas obras buenas practicadas durante ella.

Padrenuestro…, Dios te salve…, Gloria…

San Juan Bosco, ruega por nosotros