Primer Día de la Novena de San Agustín sobre la Esperanza

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Primer Día

“…es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples
esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida”
(Benedicto XVI Spes Salvi 27)

Lectura Bíblica: Sal 62,6-8

Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. Sólo él es mi Roca salvadora, él es mi baluarte: nunca vacilaré. Mi salvación y mi gloria están en Dios: él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio.

Dice San Agustín:

“Como se fundó mi esperanza en el hombre, al titubear el hombre tambaleará mi esperanza, y al caer el hombre caerá también mi esperanza; pero como confío en el Señor, no seré conmovido.”
(CS 25,2,6).

Oración.

Señor te pedimos que aumentes nuestra esperanza y nos animes a trabajar para lograr la justicia en nuestro mundo. Para que no haya desigualdades que ofendan la fraternidad real a la que estamos llamados a vivir.

Oración Final

Señor, estabas dentro de mi,
pero yo de mi mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que,
si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío,
de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mi mismo,
de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma,
de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mi mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida
y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.