27 de abril de 2005 / 08:06 AM
El día de hoy el Papa Benedicto XVI retomó la tradicional audiencia general de los miércoles y destacó con firmeza la necesidad de poner a Cristo como centro de toda nuestra existencia.
Durante la catequesis dirigida a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro el Santo Padre compartió sus "sentimientos entre ellos contrastantes en estos días del inicio de mi ministerio petrino: estupor y gratitud en el confronto de Dios que ha sorprendido sobre todo a mí mismo, llamándome a suceder al apóstol Pedro; ansiedad interior delante de la grandeza de la tarea y de las responsabilidades que me han sido confiadas". Continuó diciendo que "me da serenidad y alegría la certeza de la ayuda de Dios, de su Madre Santísima, la Virgen María, y de los santos Protectores; también me es de apoyo la cercanía espiritual del Pueblo de Dios entero al cual continúo pidiendo me acompañe con insistentes oraciones".
Seguidamente el Santo Padre explicó a los peregrinos la razón del nombre que eligió al ser nombrado Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal. Dijo: "He querido llamarme Benedicto XVI para relacionarme idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que ha guiado a la Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial. Fue valiente y auténtico profeta de paz y actuó con extrema valentía desde el inicio para evitar el drama de la guerra y después al limitar las nefastas consecuencias". Haciendo explícita referencia al tema de la reconciliación manifestó el deseo de "poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y de la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido que el gran bien de la paz es sobre todo don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con el aporte de todos".