Los problemas alimenticios en los adolescentes

Los problemas alimenticios que usualmente experimenta el adolescente son resultado de depresiones, malos hábitos de nutrición y por el hecho de querer las comidas de moda. Pero, aparte de esto, existen dos desórdenes psiquiátricos de la alimentación: la bulimia y la anorexia nervosa, que actualmente están más presentes especialmente en las jóvenes.

Según investigaciones realizadas en Estados Unidos, 10 de cada 100 mujeres jóvenes sufren de un desorden de la alimentación; ciertamente también se encuentra esto en jóvenes, pero es menos frecuente.

Ante esto, muchos padres de familia se preguntan cómo se pueden reconocer los síntomas de la anorexia nervosa y de la bulimia, puesto que muchos adolescentes pueden ocultar a sus familias por meses o aun por años estos desórdenes de posibles consecuencias serias o fatales.

Síntomas de la anorexia nerviosa:

La joven con anorexia nervosa es típicamente una perfeccionista. En su mente tiene la firme creencia -irracional- que está gruesa inclusive cuando pierde mucho peso y se pone muy delgada. Esta persona siente la necesidad de tener en control de su propia vida, experimentando este control sólo cuando niega la demanda que su cuerpo necesita de comida. Es su obsesión por adelgazar, la adolescente poco a poco se está matando a causa de su régimen de hambre. Esto puede llegar a situaciones muy serias de dañar su cuerpo, e inclusive hasta puede llevarla a la muerte.

Síntomas de la bulimia:

Los síntomas de esta enfermedad se identifican al momento que la persona ingiere grandes cantidades de comida de altas calorías y luego se purga de estas calorías vomitado y/o usando laxantes.

Además, esta excesiva alimentación puede alternarse con dietas extremas que trae como consecuencia fluctuaciones de peso dramáticas. Las repetidas purgas traen consigo un peligro muy serio a la salud física, incluyendo la deshidratación, el desequilibrio hormonal, el agotamiento de minerales importantes y el daño a los órganos vitales.

Asimismo, las personas que padecen esta enfermedad suelen experimentar depresión, ansiedad y abuso de substancias.

El tratamiento para estas personas debe ser comprensivo y requiere de un tratamiento en equipo; es decir mucha colaboración de los familiares, amigos y médico.

Es importante el que se reconozcan estos problemas y se les de el tratamiento apropiado.