Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger

Carta del Papa Juan Pablo II al Cardenal Joseph Ratzinger en el 50º aniversario de su Ordenación Sacerdotal

A mi venerable hermano, Cardenal Joseph Ratzinger
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Con profundo gozo, Su Eminencia, le ofrezco un caluroso saludo y los más fervientes buenos deseos en el alegre evento del 50º aniversario de su ordenación sacerdotal. La coincidencia de este día jubilar con la solemnidad litúrgica de los santos Apóstoles Pedro y Pablo evoca en mi espíritu la visión de amplios horizontes espirituales y eclesiales: la santidad personal llevada hasta el sacrificio supremo, la proyección misionera no separada de la preocupación constante por la unidad, la necesaria integración entre carisma espiritual y ministerio institucional.

Son horizontes que Usted, venerado hermano, ha explorado con atención en sus investigaciones teológicas: en Pedro resalta el principio de unidad, fundado en la fe sólida como una roca del Príncipe de los Apóstoles; en Pablo, la exigencia intrínseca en el Evangelio de llamar a cada hombre y a cada pueblo a la obediencia de la fe. Además, estas dos dimensiones están combinadas en el testimonio común de santidad que selló la dedicación generosa de los dos Apóstoles al servicio de la inmaculada Novia de Cristo. ¿Cómo no poder ver en estos dos elementos los rasgos fundamentales del camino que la Providencia preparó para usted, Su Eminencia, al llamarlo al sacerdocio?

Sus brillantes estudios filosóficos y sobre todo teológicos y la llamada precoz al papel de docente en las universidades alemanas más importantes deben ser vistos en esta perspectiva de fe. Usted expresó la intención que siempre lo guió en su compromiso de estudiar y enseñar en el lema que escogió con ocasión de su nombramiento episcopal: Cooperatores veritatis.

El objetivo por el que siempre se esforzó desde sus primeros años de vida sacerdotal, ha sido servir a la verdad, intentando conocerla cada vez con más profundidad y hacerla más conocida.

Fue precisamente la consideración de esta aspiración pastoral la que constantemente marcó su actividad académica la que indujo al venerable Papa Pablo VI a elevarlo a la dignidad episcopal y confiarle la responsabilidad de la gran Arquidiócesis de München und Freising. Fue una transición crucial en su vida, que daría una dirección a los posteriores progresos. Realmente cuando, poco después, el inolvidable mencionado Pontífice lo creó Cardenal, ustede se encontró directamente unido a colaborar con la Sede Apostólica. Hace 20 años le pedí colaborar a tiempo completo como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde entonces no ha dejado de prodigar sus energías intelectuales y morales para fomentar y tutelar la doctrina sobre la fe y las costumbres en todo el orbe católico (cf. Constitución Apostólica Pastor Bonus, n. 48), mientras alentaba estudios dirigidos a aumentar el conocimiento de la fe para responder convenientemente a los nuevos problemas que surgen del progreso de la ciencia y la civilización, a la luz de la Palabra de Dios (cf. ibid., n. 49).

En esta oficina, Su Eminencia, los apóstoles Pedro y Pablo han inspirado su vida sacerdotal y su servicio eclesial de la forma más elevada. Esta alegre ocasión es una oportunidad favorable para mí para reiterarle mi gran gratitud por el impresionante volumen de trabajo desarrollado y dirigido en el dicasterio que se le ha encomendado y, además, por el espíritu de humildad y de abnegación que ha caracterizado constantemente su actividad. ¡Que el Señor prodigue sus recompensas sobre Usted!

En esta ocasión tan significativa para Usted, me gustaría decirle que la comunión espiritual que siempre ha mostrado hacia el Sucesor de Pedro ha sido de gran ayuda en el esfuerzo diario de mi servicio a Cristo y la Iglesia. Por eso rezo al Señor, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, para que le conceda bendiciones celestiales a usted, a su ministerio y a todos sus seres queridos, mientras le imparto una especial Bendición Apostólica de corazón a Usted con un sentimiento de afecto fraternal.

Desde el Vaticano, 20 de junio de 2002, 21º año de Pontificado.

JUAN PABLO II