El diálogo en torno a la sexualidad y los adolescentes

Nota: este artículo está dirigido en primera instancia para docentes. También pensamos en que los docentes son padres y es un escrito también para padres. Finalmente es para adolescentes, alumnos de los primeros e hijos de los segundos)

El diálogo en el hogar es elemental para que los adolescentes (y los hijos de todas las edades) vayan descubriendo en forma tranquila y segura todos los "secretos" de la vida personal, muy especialmente los referidos a su sexualidad. Vale decir que es necesario y fundamental que ellos aprendan en el seno familiar el sentido de su cuerpo (reafirmando su identidad de hombres o mujeres), el significado de la convivencia, la alteridad y el amor. Además acceden así de una manera humana y personalizada a todos los conocimientos que tienen que ver con las etapas de la procreación y el valor que el amor tiene en la transmisión de la vida.

Lógicamente estos son conceptos que debemos transmitirle a los padres pero no podemos descuidar el lugar de los hijos, pues muchas veces ellos son los que se alejan. Más allá de las explicaciones acerca de esta conducta, lo cierto es que no podemos dejar de insistirles que la mejor manera de resolver sus inquietudes es con sus padres. De este modo estaremos haciendo una labor doble, que es la única que nos puede dar resultado: decirle tanto a padres como a hijos que se acerquen mutuamente y refuercen y hagan crecer de este modo el núcleo familiar. El impacto de este tipo de diálogos no es solamente un problema de convivencia, sino que además tiene connotaciones en todos los órdenes de la persona: un chico que descubre la sexualidad en sí mismo de la mano de las personas que desde su amor le dieron la vida tiene más posibilidades de crecer con un cuerpo sano, con un claro sentido de la intimidad, con una emotividad y afectividad a la altura de cada circunstancia y con un espíritu cada vez más abierto y receptivo al amor y sus múltiples manifestaciones.

En este marco es bueno manejar algunas pautas de cómo es más conveniente establecer este diálogo. La siguiente cita es un desarrollo evidentemente para padres, pero lógicamente el mensaje para los adolescentes es la exacta contraparte y complementación.

Aquí al alumno se le hace un juego complementario interesante. Según nos dice la experiencia, muchas de las ideas que adquirimos cuando somos más curiosos en un tema nos acompañan siempre. De este modo puede suceder que pasados muchos años y luego incluso de múltiples oportunidades de cambiar, corregir o mejorar nuestras ideas, seguimos pensando de la misma manera que entonces. Tal es el caso de muchas de las cosas que comentaremos con nuestros alumnos en torno a este tema (ni se diga la magnitud que tienen las expresiones de los padres sobre los hijos).

Aprovechando esto le hacemos un gran beneficio educativo. Los impulsamos a que comprendan que el diálogo padre-hijo es la herramienta que mejores resultados da en la educación. Los motivaremos a que acrecienten el diálogo, a la vez que podrán incorporar este valioso concepto para el momento en que, ya maduros y jefes de familia, lo utilicen.

Veamos lo que dice el Dr. Carlos Ray a propósito:

"En la adolescencia vuelven a cobrar importancia los asuntos relacionados con el sexo. Con fuerte tono subjetivo debido al despertar de las fuerzas hasta entonces dormidas.

Contribuye a formarlos que Usted hable de estos temas, con sus hijos e hijas adolescentes. Además, es un medio eficaz para contrarrestar los estímulos erotizantes anormales que nos envuelven a jóvenes y adultos. Los padres tenemos que estar cerca de nuestros hijos para ayudarlos a consolidar sus conocimientos y a canalizar las emociones: afianzar la personalidad, su actitud con jóvenes del otro sexo, búsqueda de libertad e independencia, necesidad de amigos íntimos, diarios de vida, novelas sentimentales, etc.

1. Es oportuno que los jóvenes conozcan lo vinculado a características y fines de la sexualidad. Tienen que reconocer, comprender y dominar sus instintos sexuales con alegría y orgullo de la propia sexualidad y con amor a la virtud de la castidad. Hay que invitarlos a sublimar los instintos y a desechar lo fácil y permisivo para afianzar la personalidad y evitar la aparición de complejos y tensiones.

2. Se los debe ayudar en el estudio o trabajo y a adquirir costumbres y hobbies interesantes: lectura, periodismo, coleccionar, etc. En la adolescencia la adecuada educación física (gimnasia, atletismo y deportes) y la vida al aire libre (excursiones, campamentos) contribuyen a educar el carácter, templar la voluntad y dominar las pasiones.

3. En las conversaciones ponga Usted la mayor objetividad posible, sin apreciaciones subjetivas ni adjetivos calificativos.

4. En forma prudente converse sobre el tema de los amigos y amigas y la futura elección de novio o novia.

5. Cualquiera escena y episodio de la vida real es bueno para comentarlo entre todos (con intervención de los jóvenes) y sacar las conclusiones oportunas. La crítica en común de las películas cinematográficas es buena oportunidad.

6. Cuando Usted hable con sus hijos sobre temas vinculados a la cuestión sexual y genital, es positivo que lo haga en forma optimista, alegre y verídica.

7. A ambos sexos les interesan los temas generales como el trato con los jóvenes del mismo y otro sexo, las relaciones sexuales, la posibilidad de la castidad, la regulación natural de la paternidad, la homosexualidad, las enfermedades de transmisión genital, sobretodo el SIDA, las drogas, el problema de la prostitución, la masturbación, los anticonceptivos, el aborto, la fecundación artificial, los embarazos en madres sustitutas y temas ligados a estos puntos.

8. Los padres tienen que conversar francamente con sus hijos de estos puntos en la mesa y sobremesa, específicos lugares de encuentro y reunión y en otros momentos oportunos que se presentan a raíz de situaciones concretas de la vida real o al comentar programas de televisión, artículos de diarios o revistas o películas de cine. Ofrescámosles también oportunidades para que se encuentren en ambientes sanos y alegres.

Démosle el ejemplo y presentemos a los y las jóvenes una visión alegre y optimista de lo que es el noviazgo y el matrimonio y de la felicidad que en estos períodos se encuentra si se busca un amor verdadero." (Cf. Carlos Ray. "Para padres". Editorial Claretiana - Editorial Vida. Buenos Aires, 1993. p. 280. He seguido puntualmente el escrito del Dr. Ray con pequeñas adaptaciones al contexto del artículo que no alteran su contenido. Recomiendo enormemente la lectura de este libro para todo padre preocupado por sus hijos.)

Esto es necesario para que al chico le vaya mejor en la vida. Por tanto no es sólo una labor del padre. Se tiene que quitar la idea de que como es importante que "los padres dialoguen con los hijos" resulta que ahora ya no es importante que los hijos se acerquen a los padres. En última instancia son ellos los más beneficiados de esta actitud. Hablar con los papás y discutir todos estos puntos que hemos mencionados son un negocio extraordinario para los adolescentes. Si ellos lo entienden así es más probable que se acerquen y busquen el consejo y la ayuda.


Por el Lic. Carlos Beltramo Alvarez