Domingo 23 de julio de 2017

Dios es bueno, pero sería injusto que arranque la cizaña, es decir a los malos. Porque lo que Dios quiere no es condenar al pecador, lo que Dios quiere es que se convierta. Dios no ha venido a eliminar al que se equivoca, sino a curarlo. Y no porque Dios ame el pecado, al revés, detesta el pecado, pero ama profundamente al pecador. Por eso te ama a ti y me ama a mí. Nosotros en cambio somos al revés. Nos encanta el pecado, lo disfrutamos bastante bien, pero no aguantamos al pecador.

 

Esa era la petición de los siervos de la parábola, no aguantaban al pecador y dicen: arranquemos la cizaña de una vez y dejemos sólo el trigo. Pero Jesús dice que no. No sea que arrancando uno, también arranquemos al otro. En el juicio final ya haremos la separación, pero en este mundo, en este tiempo de prueba, el bien y el mal, van a estar presentes. 

 

(Anímate a oír el comentario completo en el video a continuación)