Cuarto Día de la Novena a San Juan Evangelista

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Señor mío, Jesucristo, 
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, 
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; 
propongo firmemente nunca más pecar, 
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, 
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Oración preparatoria para todos los días

Señor Jesús
que nos diste como mandamiento nuevo el amor, 
te pedimos que, a ejemplo de san Juan Evangelista, 
tu discípulo amado, te amemos sin temor e incondicionalmente, 
aún cuando por ser tus discípulos el mundo nos persiga y condene. 
Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

Cuarto día
«Yo soy el buen pastor; y conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo a él, y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas tengo que llevarlas y escucharán mi voz; habrá un solo rebaño, un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente». (Jn 10, 14-18) 

Jesús, te pido me ayudes a amar a los demás con el amor de Dios. 

«En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos». (I Jn 3, 16) 

Juan, tú que nos hablas de dar la vida por nuestros hermanos, intercede ante Jesús para que... (Petición)

Oración
Salmo 23 (22) 
El Señor es mi pastor, nada me falta. 
En prados de hierba fresca me hace descansar, 
me conduce junto a aguas tranquilas, y renueva mis fuerzas. 
Me guía por la senda del bien, haciendo honor a su nombre. 
Auque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, 
porque tú estás conmigo; tu vara y tu bastón me dan seguridad. 

Preparas un banquete para envidia de mis adversarios, 
perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa está llena. 
Tu amor y tu bondad me acompañarán todos los días de mi vida; 
y habitaré por siempre en la casa del Señor. 
Padre Nuestro. 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.