Con la droga, hacia el SIDA

Para combatir la extensión de la drogadicción y sus consecuencias, en una sociedad permisivista, cultural y legalmente débil, con un segmento muy amplio de la población sin valores y expectivas trascendentes, solamente se aplica el "sanitarismo". Por ello las campañas contra la droga son solo parcialmente útiles pues no atacan el principal problema: ¿Que carencias personales empujan a la droga?

A más consumo de droga, directa o indirectamente, más sida. Por dos razones fundamentales debemos luchar contra la droga, por ser vehículo de transmisión del sida, y por ser elemento de degeneración personal y social. El sida, probablemente, de no haber sido por el consumo de droga, y por la extensión de otros hábitos degenerados del comportamiento humano, seguiría en estos momentos recluido en unas desconocidas y pequeñas aldeas africanas.

La extensión del problema

Analicemos el tráfico y consumo de droga, en cualquier continente o país del mundo, comparando lo que hay con lo que había, por ejemplo, hace sólo 30 años. Aquello que algunos consideraba moda pasajera de algunos melenudos, se ha salido de madre: desaparecieron las melenas, pero la droga siguió creciendo.

La prueba más escandalosa de lo extenso del problema es que además, hasta se escucha hablar de legalización, llevados por aquel sofisma de que cuando no puedes con un enemigo, debes pasarte a su bando.

Según el Observatorio Europeo de la Droga y la Toxicomanía en su informe anual sobre el problema de las drogas en la Unión Europea, difundido el 22-11-1999 en Berlín, España estaba a la cabeza de Europa en nuevos casos de SIDA por todas las vías de contagio, y ocupa también el primer lugar en incidencia de contagios entre los toxicómanos que se inyectan por vía intravenosa. Este informe revelaba que, en nuestro país, el 32 por ciento de los toxicómanos por vía intravenosa estaban infectados con virus del SIDA, registrándose notables diferencias entre los diferentes países de la UE, donde cada año mueren entre seis y siete mil personas por abuso de drogas. Así, y a considerable distancia de España, el país que nos seguía en número de infectados entre los toxicómanos era Francia, con un porcentaje que oscilaba entre el 15,5 y el 18,3 por ciento. En la otra cara de la moneda figuraban Irlanda, con el 0,9 por ciento y el Reino Unido, con el 0,1. 

El informe de la UE señalaba de nuevo a España a la hora de subrayar el elevado comportamiento de riesgo detectado entre los toxicómanos que se inyectan y que se encuentran en las cárceles. Los datos decían que el 79 por ciento de ellos se inyecta en prisión, un 10 por ciento comenzó a hacerlo en la cárcel y el 32 por ciento compartieron material fuera de ella. A pesar de que las drogas sintéticas están en plena expansión y de que el cannabis es la sustancia más consumida en toda la UE (se calcula que más de 40 millones de personas podrían haberla probado), el informe señalaba que la heroína es la que produce más daños físicos, psicológicos y sociales. Se cree que entre 4 y 5 millones de europeos la han probado. 

En Europa, desgraciadamente ya hay leyes permisivas con la droga, y así es varios países se persigue y penaliza la droga, sin embargo, el consumo es legal. Afortunadamente, siguen parándose los intentos de legalizar aún más la entrada de la droga en nuestras sociedades. Por ejemplo, a finales de Marzo del 2000 Gran Bretaña rechazaba la liberalización de las leyes sobre drogas. El gobierno inglés decidió rechazar las recomendaciones de una "investigación" que recomendó la liberalización de las leyes sobre la droga. Como informó el "Telegraph" (29/3/00) el informe recomendó mayor flexibilidad en las leyes que mandan a la cárcel a las personas culpables de poseer drogas como éxtasis, LSD y marihuana. El comité que investigó la cuestión opinó que la posesión de esas drogas debería ser castigada sólo con multas. Además, recomendó incluso que las penas por posesión de heroína y cocaína deberían reducirse drásticamente. Sin embargo, el gobierno declaró que no aceptaría las recomendaciones que algunos consideraban como el primer paso hacia la completa despenalización. Asimismo representantes de la policía comentaron que, al cambiar las leyes como el informe sugiere, se haría muy difícil arrestar a las personas por tenencia de drogas.

Desgraciadamente, la campaña de introducción de la droga no se desanima, y como siempre se ha hecho, primero lo intenta con algo aparentemente pequeño, la droga blanda, la marihuana. Desde hace unos años, todos podemos ver camisetas regaladas a los jóvenes, para que de forma gratuita difundan por las calles su afición a la hoja de cannabis.

Un servicio de la agencia de noticias Zenit, del 2 de Junio del 2001 hacía un fiel análisis de cómo en muchas partes del mundo, las campañas que promueven la legalización de la droga van en aumento. 

En Canadá, el Diario de la Asociación Médica Canadiense sugería en un editorial que la posesión de cantidades limitadas de marihuana podría ser despenalizada. Según el «National Post» del 15 de mayo del 2001, el editorial mantenía que esta droga tiene un riesgo «negativo mínimo» para la salud cuando se usa con moderación. Además, la mitad de las detenciones por drogas en Canadá son por posesión de pequeñas cantidades de marihuana, indica el diario, y a menudo llevan a multas o periodos de cárcel y a un récord de delincuencia. Se estima que unos 600.000 canadienses tienen antecedentes delictivos por posesión de marihuana. Sólo en 1998, 19.200 adultos y jóvenes fueron acusados de posesión de marihuana. 

Dr. John Hoey, editor de la publicación, dijo que de todas las drogas que usa la gente por sus efectos «psicoactivos», la marihuana parece ser la menos perjudicial. Sin embargo, Hoey admite que hay alguna preocupación de que fumar marihuana puede conducir a otras drogas y que la inhalación del humo produce algún daño. De cualquier manera, según informa el «Globe and Mail» del 28 de mayo, la Asociación de la Policía Canadiense no está de acuerdo con la propuesta de legalizar la marihuana. El grupo, que representa a 30.000 policías, estará presente en la Comisión especial del Senado sobre Drogas Ilegales con una intervención que subraya los peligros de la despenalización de la droga. La Cámara de los Comunes votó que se creara la comisión, que tendrá un plazo de 18 meses para estudiar las leyes sobre droga, como parte de una revisión de la política canadiense sobre sustancias estupefacientes. 

La asociación policial indica que hay «cada vez menor percepción del riesgo de daños en el uso de drogas, y una cada vez más débil desaprobación moral del empleo de estas sustancias». Pero, según Dale Orban, director de la Asociación de Policía Regina, «el coste de la liberalización de la droga será astronómico, no sólo en cuanto a atención sanitaria y servicios sociales, sino también en términos auténticamente humanos». 

No existe un uso seguro de las drogas ilícitas, incluyendo la marihuana, añadió, porque la marihuana interrumpe la actividad cerebral, abarcando el razonamiento, la concentración y la memoria reciente. Canadá debería aprender de los errores de otros países, tales como Holanda, que -dijo- ha llegado a la conclusión de que el delito, la violencia y el uso de drogas van de la mano. Orban urgió a Canadá a seguir el ejemplo de Suecia, que adoptó una estrategia de erradicación de la droga después de políticas más permisivas en los años sesenta y setenta. 

En Europa hay más facilidades. Las leyes contra el uso de la marihuana en Europa continúan relajándose. En Suiza, según el «New York Times» del 25 de marzo del 2001, las autoridades están haciendo la vista gorda al uso de la marihuana, al menos en algunas zonas. En la zona de Suiza que rodea a Berna, hay una actitud tolerante hacia la droga. Pero las leyes se aplican más estrictamente en la parte occidental francófona del país. 

Un sondeo gubernamental de febrero del 2001 comprobó que uno de cada cuatro de los siete millones de habitantes ha fumado marihuana. Entre los 90.000 que se estima la fuman diariamente, cerca de un tercio son adolescentes. Otras 500.000 personas se piensa que la fuman de manera ocasional. 

En marzo, los funcionarios anunciaron que había que inclinarse a la «realidad social» y que se deberían dar pasos para eliminar las penas por consumo de marihuana y hachís, y levantar algunas restricciones a su venta y producción.

La decisión está en el punto de mira de algunas agencias de la ONU, que eran ya críticas con el programa suizo que proporciona jeringuillas y heroína a algunos adictos endurecidos, en un esfuerzo por reducir la criminalidad y la difusión del sida. 

Los cambios propuestos, que no es probable que entren en vigor hasta 2003, han despertado inevitablemente la comparación con Holanda, donde las «cafeterías» de marihuana se han convertido en parte de la identidad nacional. La apertura controlada en Suiza al mercado del cannabis, una vez que se apruebe por el Parlamento, podría ir más allá de la ley holandesa, donde el consumo de cannabis está despenalizado sólo en parte. 

Pero la aprobación de la iniciativa por el Parlamento está lejos de ser segura. El Partido del Pueblo Suizo dice que luchará contra cualquier cambio en un referéndum nacional. En 1998, los votantes rechazaron una iniciativa más amplia para legalizar el consumo de droga. 

En el resto de Europa, según un artículo de «El País» del 7 de mayo del 2001, sólo cuatro estados miembros de la Unión Europea -Suecia, Francia, Finlandia y Grecia-, siguen penalizando con cierta severidad el uso de marihuana. En otros países el uso de cantidades limitadas de marihuana para consumo personal no es materia de delito o las sanciones son desdeñables. 

En España y en Italia hay multas por su uso, sin embargo no implican una decisión judicial que provoque antecedentes penales. Otros, como Bélgica y Luxemburgo, están en proceso de cambiar las normas con el fin de permitir el uso de la marihuana. En Irlanda sólo la posesión, y no el uso de la droga, está penalizado. Mientras que en Alemania, Austria y Dinamarca, las autoridades permiten la posesión y el uso de pequeñas cantidades de marihuana. 

En Holanda, si las últimas propuestas van adelante, la venta de marihuana será estimulada con la apertura de negocios a los que se puede acceder conduciendo. Según el «New York Times» del 28 de mayo del 2001, la ciudad de Venlo desea abrir dos tiendas en las que los «turistas de la droga» puedan comprar pequeñas cantidades de marihuana y hachís sin tener que bajarse del coche. Venlo tiene cinco cafeterías con licencia en las que los clientes pueden servirse sus marcas favoritas de marihuana y hachís, y tiene una afluencia constante de compradores alemanes que cruzan la cercana frontera. Como resultado, la ciudad está ahora plagada de traficantes ilegales de droga. 

Según Elke Haanraadts, el responsable del proyecto municipal, la idea es situar las tiendas de droga para conductores fuera de la ciudad, incluso más cerca de la frontera alemana, que está a media milla. La esperanza es que los traficantes se vayan también fuera de la ciudad. 

En Estados Unidos las leyes siguen siendo más estrictas. La tolerancia al uso de marihuana con fines terapéuticos fue prohibida por el Tribunal Supremo el 14 de mayo del 2001. Según el «New York Times» del 15 de mayo, el Tribunal, en una decisión de 8 a 0, sentenció que la ley federal no permite una excepción por «necesidad médica» a la prohibición de la distribución de marihuana. 

La sentencia no cambia las iniciativas en algunos estados para permitir el uso de marihuana con fines médicos. El tribunal sentenció que la inclusión de la marihuana por parte del Congreso en la lista de drogas "Schedule I" bajo la Ley de sustancias controladas significa que «no se acepta actualmente el uso médico en tratamiento en Estados Unidos». Alaska, Arizona, Colorado, Oregón y Washington, sumándose a California, Nevada y Maine, han aprobado iniciativas para el uso de la marihuana con fines médicos en los últimos años. Los partidarios del uso de la marihuana en medicina dicen que esta campaña podría continuar a pesar de la decisión del Tribunal Supremo.

Sanitarismo

Se está dando en llamar sanitarismo a aquella doctrina, hija del positivismo, que practican muchos médicos y políticos, consciente o inconscientemente, por la que consideran que todos los problemas en relación a la salud, los puede resolver un médico. ¿La gente se droga?: hagamos que se droguen sin aparentes riesgo a terceras personas, con "reducción de daños", etc. ¿qué los toxicómanos delinquen para poder comprar la droga?, se la damos gratis, llevándosela a casa, incluso.

Así pues, llevados por esta forma de pensar, han ido apareciendo por diversos lugares del mundo, sobre todo por lo países que se autodenominan desarrollados, diversos sistemas de servicio a domicilio de la droga.

En Holanda comenzaron las narcosalas. En Amsterdam, el Ayuntamiento empezó a abrir en 19