28 de mayo de 2015 / 10:16 AM
Durante la Misa en la Casa Santa Marta el Papa Francisco reflexionó sobre el pasaje evangélico en que el ciego Bartimeo clama a Cristo para ser curado, pero es reprendido por los discípulos; una situación –indicó el Pontífice-, que invita a preguntarnos si somos "cristianos que alejan a la gente de Jesús o la acercamos porque escuchamos el grito de tantos que piden ayuda para su propia salvación".
En su homilía, el Pontífice distinguió tres grupos de cristianos: el primero formado por aquellos que se ocupan solo de su relación con Jesús, una relación "cerrada, egoísta". Explicó que estas personas no escuchan "el grito de tantos que tienen necesidad de Jesús". Es un grupo "de indiferentes: no escuchan, creen que la vida es su 'grupito' de ahí; están contentos", pero "sordos al clamor de tanta gente que necesita salvarse, que necesita de la ayuda de Jesús, que necesita de la Iglesia". Se trata de "gente egoísta" que "vive para sí misma" y "son incapaces de escuchar la voz de Jesús".
En el segundo grupo están "los que escuchan este grito que pide ayuda, pero que quieren hacerlo callar". Esta gente "aleja de Jesús a aquellos que gritan, que tienen necesidad de fe, que tienen necesidad de salvación".