Una vez que el Papa Francisco recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde, Enrique Peñalosa, se trasladó hasta la Catedral donde le presentaron las reliquias de Santa Isabel de Hungría y oró frente a la patrona de Colombia, la Virgen de Chiquinquirá.
La llave de la ciudad está hecha de madera de una puerta de la calle del Bronx en Bogotá. Fue tallada por los habitantes de ese lugar, que hoy pertenecen a un programa de rehabilitación de adicciones.
A la entrada del templo fue recibido por el Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Cardenal Rubén Salazar, y por el Capítulo Metropolitano, compuesto por diez personas.