Luego del atentado, el Papa Wojtyla se acercó más a la devoción por la Virgen de Fátima, convencido de que Santa María lo protegió.
El 14 de mayo de 2006, cuando se cumplían 25 años del atentado, el Papa Benedicto XVI recordó lo ocurrido y dijo que "Juan Pablo II sintió que había sido salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de 'una mano materna', como él mismo dijo, y todo su pontificado estuvo marcado por lo que la Virgen había anunciado en Fátima: 'Al final mi Corazón Inmaculado vencerá'".
San Juan Pablo II señaló que cuando fue alcanzado por la bala, no se dio cuenta que era el "aniversario del día en que la Virgen se apareció a tres niños en Fátima". Luego narró que fue su secretario personal, el ahora Cardenal Stanislaw Dziwisz, quien se lo hizo notar tras la operación en la que le extrajeron un proyectil del intestino.
Fueron cuatro balas las que alcanzaron a San Juan Pablo II, dos de ellas se alojaron en su intestino, otra impactó en su brazo derecho y la cuarta bala en la mano izquierda.