El Papa Francisco dirigió este sábado un discurso a los líderes y dirigentes brasileños en el Teatro Municipal de Río de Janeiro (Brasil), en el que exhortó a poner el diálogo por encima de la indiferencia egoísta y la protesta violenta para solucionar los problemas y responder a los gritos que todavía hoy en el mundo piden justicia.

"Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo con el pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad", afirmó el Papa en un discurso donde agradeció las palabras del Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani Tempesta; y del joven dirigente Walmyr Júnior, que le expresaron las inquietudes del pueblo y la juventud brasileña.

Al término de su intervención, Júnior abrazó al Papa y le mostró una foto familiar, la que fue observada con detenimiento por el Pontífice.

En su discurso, Francisco recordó la savia del Evangelio que el pueblo brasileño ha recibido a través de la Iglesia Católica a lo largo de su historia, la cual "debe ser valorada en toda su plenitud".

"Hacer crecer la humanización integral y la cultura del encuentro y de la relación es la manera cristiana de promover el bien común, la alegría de vivir. Y aquí convergen la fe y la razón, la dimensión religiosa con los diferentes aspectos de la cultura humana", afirmó.

El Papa recordó a los líderes políticos que son "responsables de la formación de las nuevas generaciones (…). El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad (…). Los gritos que piden justicia continúan todavía hoy".

"La dirigencia sabe elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés por el bien común; ésta es la forma de ir al centro de los males de una sociedad y superarlos con la audacia de acciones valientes y libres", añadió.

Francisco señaló además que "quien actúa responsablemente pone la propia actividad ante los derechos de los demás y ante el juicio de Dios", y que "en la situación actual se impone la vinculación moral con una responsabilidad social y profundamente solidaria".

"Cuando los líderes de los diferentes sectores me piden un consejo, mi respuesta es siempre la misma: Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro (…). Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden; seguir la vía correcta hace el camino fecundo y seguro", culminó el Santo Padre.