El Arzobispo de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco, resalta en su habitual carta semanal que "la verdadera liberación humana consiste en abrirse al amor de Dios" y que es además una legítima aspiración que "puede resultar hasta provocadora en la sociedad actual".
El Purpurado explica también que "cuando las personas descubrimos que Dios nos ama y lo reconocemos en nuestra vida se multiplica nuestra libertad frente a los convencionalismos sociales de cada época y frente a los dictados de lo que en cada década se considera 'políticamente correcto', pues prevalece sobre ello el servicio al prójimo y el altruismo. Ésta es la levadura con que la Iglesia dinamiza el mundo social".
Para el Cardenal, el mensaje social del Evangelio y de la Iglesia, que la anima a mostrarle la verdad a todas las personas, "se transmite antes por el testimonio de sus obras que por su coherencia y lógica interna".