9 de septiembre de 2007 / 06:36 PM
Durante la tercera jornada de su viaje apostólico a Austria, el Papa Benedicto XVI visitó esta tarde la histórica Abadía de Nuestra Señora de Heiligenkreuz (Santa Cruz), a unos 20 kilómetros al oeste de Viena, en la que resaltó algunos aspectos fundamentales de la vocación monacal y de la reflexión y formación teológicas.
Después de rezar ante el Santísimo Sacramento y ante la reliquia de la Santa Cruz, el Santo Padre ofreció un discurso en el que subrayó que la oración, una tarea que incumbe a todo cristiano, se encuentra especialmente en el centro de la vida monacal.
En su alocución en el interior del monasterio cisterciense fundado en 1135 por Leopoldo III, el Papa señaló que “es cierto, no solo los monjes son los que rezan; también las demás personas rezan: niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, personas casadas y solteras, ¡todo cristiano reza! ¡O al menos debería hacerlo!”. Sin embargo, precisó, “en la vida de los monjes, la oración tiene una especial importancia; es el corazón de sus compromisos profesados”.