La marea roja, fenómeno de contaminación natural de la fauna marina que afecta desde enero a las Regiones de los Lagos y Los Ríos en el Sur de Chile, fue motivo de 18 días de movilizaciones sociales en la Isla Grande de Chiloé y trajo una serie de consecuencias que repercutirán por siempre en la vida de sus habitantes.
Ante el riesgo de intoxicación humana por el consumo de pescados y mariscos contaminados, el gobierno de Chile decretó zona de catástrofe el pasado 29 de abril prohibiendo la extracción y pesca. Al verse afectada la fuente laboral de alrededor de 10 mil personas; pescadores, mariscadores y buzos cortaron la ruta principal de acceso a la Isla, el Canal de Chacao, entre el 2 y el 20 de mayo.
Las tomas de camino concluyeron tras el acuerdo del gobierno de pagar durante tres meses un total de 750 mil pesos a los afectados. Sin embargo, la crisis trajo desabastecimiento de combustible, alimentos básicos, medicamentos e incluso afectó al turismo y a las industrias de salmón y moluscos que hoy se encuentran realizando despidos masivos de sus trabajadores.