Durante la Misa de clausura de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ’2004) en Santiago de Compostela, el Arzobispo de Madrid y enviado especial del Papa Juan Pablo II, Cardenal Antonio María Rouco, resaltó la importancia de que la futura Constitución Europea aluda a las raíces cristianas del Continente y afirmó que un proyecto europeo “sin alma” tendrá “fecha ineludible de caducidad”.
En su homilía –frente a los tres mil jóvenes que asistieron a la Misa bajo la intensa lluvia–, el Cardenal insistió en la repercusión de los valores cristianos en la “gloriosa historia” de Europa y subrayó la necesidad de que el continente reconstruya su “identidad espiritual en un clima de pleno respeto a las religiones y a las genuinas libertades”.
El Purpurado recordó que estas mismas palabras fueron expresadas por el Papa Juan Pablo II en 1982 y que “no han perdido la más mínima actualidad, sino que suenan incluso con mayor urgencia histórica y como reto inaplazable”.