"Un Estado laico es verdaderamente democrático si valora la libertad religiosa como un elemento fundamental del bien común, plenamente digno de respeto y de protección", afirma el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, en su más reciente carta titulada "El aprecio por la libertad religiosa".
En su misiva, el Prelado señala que el bienestar de los ciudadanos "exige que puedan profesar y practicar la religión que en conciencia les parezca más conveniente, o bien dejar de practicarla" y recuerda que el Estado “no ha de intervenir ni a favor ni en contra de las posibles opciones, salvo que bajo la apariencia de religión se esté actuando en contra de las leyes justas y de las exigencias de orden público".
Para el Arzobispo valenciano, la aconfesionalidad del Estado “implica aprecio por la libertad religiosa, protección y favorecimiento de su ejercicio como parte primordial del bien común y de los derechos civiles de los ciudadanos". Este aprecio por la libertad religiosa "implica extender esta valoración positiva a las instituciones religiosas presentes en la sociedad, al derecho de los padres a que sus hijos se eduquen de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, a la legítima aspiración de los creyentes por disfrutar de unos medios de comunicación respetuosos con los contenidos de su fe".