Trillizas integran una misma congregación religiosa: Dios las llamó desde niñas

Trillizas integran una misma congregación religiosa: Dios las llamó desde niñas
Las trillizas María Gorete, María de Lourdes y María Aparecida. Crédito: Cortesía archivo personal (María Gorete)

María Gorete dos Santos, María de Lourdes dos Santos y María Aparecida dos Santos, de 57 años, son trillizas y religiosas de la congregación Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. Nacidas en una familia católica de 17 hermanos en el interior de Bahía (Brasil), sintieron el despertar de su vocación en la infancia. "No sabíamos, no sabíamos cómo era, sólo queríamos ser religiosas. Era algo que sólo Dios puede explicar", contó la hermana Gorete.

Gorete, Lourdes y Aparecida son de Itamira, en el distrito de Aporá, donde conocieron, aún en la infancia, a "una monja de Italia, sor Ricarda", y el testimonio de esta religiosa les hizo querer seguir el mismo camino.

"Visitaba las comunidades de allí donde asistíamos a la Santa Misa y, mientras el párroco atendía a la gente, ella reunía a los niños, los sentaba frente al altar, ponía un tocadiscos y nos enseñaba. Lourdinha (María de Lourdes) entonces decía: 'Cuando sea grande, quiero ser como esta hermana'. Eso nos hizo sentir más fuerte la llamada. Crecimos con esta idea, que maduró y caminamos con este ideal", narró sor María Gorete a ACI Digital, agencia en portugués del Grupo ACI.

La hermana Gorete recordó que su madre, Josefa Mendes de Souza, afirmaba que no dejaría salir a sus hijas de casa a menos que fuera para casarse o ser religiosas. "Ella decía que, si fuese para ir a un convento, las dejaba de corazón, entregaba a todos sus hijos".

Sin embargo, la familia no sabía cómo llevar adelante el sueño de las trillizas de ser religiosas.

Un sacerdote que celebraba Misa en la región se enteró de este deseo y contactó a la religiosa de un convento en Salvador de Bahía, quien le dijo que podía llevar a las jóvenes. La primera en seguir la llamada vocacional fue María de Lourdes, en 1984.

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La hermana Gorete recordó que María Aparecida también quería ir, pero su madre "dijo que no era posible en ese momento, porque teníamos que ayudar con los hermanos menores". Relató que la mamá "también ayudaba a los ancianos de la comunidad, porque en el campo necesitaban ayuda para poner leña", entonces tenían que apoyarla.

Un año después de que María de Lourdes fuera al convento, María Aparecida siguió el mismo camino y, al cabo de otro año, le tocó a María Gorete.

Para Gorete, puede "haber habido un poco de influencia de una hermana a la otra, porque la primera nos arrastró"; pero aclaró que "cada una ya tenía su ideal de ser religiosa, de consagrar su vida a Dios. Esto fue madurando y nuestra voluntad fue creciendo cada vez más".

Durante un año las tres vivieron en el mismo convento, en Salvador. "Fue bueno para nosotras estar juntas, porque una le dio fuerza a la otra", aseguró la hermana Gorete.

Sin embargo, la presencia de las trillizas "generaba mucha confusión en el convento", pues aunque "cada una trabajaba en un lugar diferente", cuando alguna de las monjas hablaba con una de ellas y luego con otra, pensaba que eran la misma.

Actualmente, Maria Gorete está en São José dos Campos, donde trabaja en el Asilo Santo Antônio; María de Lourdes se encuentra en el convento de Santa Clara do Desterro, en Salvador; y María Aparecida pasa tiempo en casa cuidando a su madre de 85 años.

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"Hoy, nuestra madre necesita cuidados y nos quiere cerca. Así que hablamos con mamá y podemos quedarnos con ella. Vamos a turnarnos en este cuidado", indicó la hermana Gorete.

Para sor María Gorete, seguir la vida religiosa "vale la pena". "Vale la pena dejarlo todo, dejar a la familia. No es como abandonar a la familia, sino seguirlo que dice Jesús: si quieres seguirme, renuncia a todo lo que tienes, toma tu cruz y sígueme. Le da sentido a la vida", afirmó.

"Al decidir seguir a Jesús, nos preparamos para lo que venga. No sabemos lo que nos espera, pero sabemos que no estamos solos. Entonces, tenemos el coraje de renunciar e ir sin miedo. Los apóstoles siguieron sin temor y cumplieron su misión. Estamos aquí en el mundo para cumplir nuestra misión de servir, ya sea en la familia, en el convento, donde Dios quiera que estemos", concluyó.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI Digital.

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