25 de noviembre de 2013 / 10:17 AM
El Papa Francisco recibió este mañana, a unos trescientos voluntarios que han colaborado en el Año de la Fe, que fue "una ocasión providencial para los creyentes, para reavivar la llama de la fe, esa llama que nos ha sido confiada en el día del Bautismo, para que la custodiemos y la compartamos".
El Santo Padre dijo que "en nombre de la Iglesia, les agradezco, y juntos demos gracias al Señor por todo el bien que nos permite cumplir. En este tiempo de gracia, hemos podido redescubrir lo esencial del camino cristiano, en el que la fe, junto con la caridad, ocupa el primer lugar. La fe, en efecto, es cimiento de la experiencia cristiana, porque motiva las opciones y los actos de nuestra vida cotidiana. Es la vena inagotable de todas nuestras acciones, en la familia, en el trabajo, en la parroquia, con los amigos, en los diferentes entornos sociales".
"Y esta fe firme y genuina, se ve, en especial en los momentos de dificultad y de prueba: entonces el cristiano se deja tomar en brazos por Dios, y se aferra a él, con la seguridad de confiar en un amor fuerte, como roca indestructible. Precisamente en las situaciones de sufrimiento, si nos abandonamos a Dios con humildad, podemos dar un buen testimonio".