Tras atentado terrorista, obispos de Indonesia piden unión contra violencia

En un comunicado dado a conocer este fin de semana, los obispos indonesios expresaron su pesar por el atentado contra la embajada australiana en Yakarta ocurrido el 9 de septiembre y lanzaron un llamado a unirse contra la violencia y el empleo instrumental de la religión.

El texto titulado "Unidos contra la violencia terrorista, no al empleo instrumental de la religión", fue redactado al día siguiente del atentado que causó ocho víctimas y más de 100 heridos, y dado a conocer por la agencia Fides.

El documento episcopal expresó la pena y la contrariedad por el acto de terror que ha golpeado Indonesia, y declaró la cercanía y la solidaridad de la Iglesia a las familias de las víctimas. 

Tras rechazar toda lógica de violencia y muerte, los Obispos pidieron a las autoridades civiles y a todo el pueblo indonesio expresar su desdén y asegurar un compromiso personal para rechazar actos de barbarie que son contrarios a la humanidad, a la civilización y a la religión.

Los obispos subrayaron que el terrorismo no tiene nada que hacer con la religión, y que más bien los símbolos religiosos son instrumentalizados por los grupos terroristas para conseguir objetivos puramente políticos.

Según los prelados la violencia y el terrorismo se pueden combatir con la unidad de la política, de la sociedad civil, de las comunidades religiosas, llamadas a un esfuerzo común para garantizar el bienestar de la entera humanidad.

Asimismo, recordaron que los atentados terroristas no pueden legitimar el detrimento de los derechos y de las libertades fundamentales del individuo, ni justifican un enfoque violento y militarizado de toda agitación, política y religiosa de parte de los gobiernos del mundo.

Según informa Fides, aún no se conocen a los responsables del ataque. La policía está indagando sobre los militantes del Jemaah Islamiyah (JI), la organización terrorista indonesa responsable de los atentados dinamiteros de Bali y el hotel Marriot.

Meses atrás los servicios secretos  australianos advirtieron que el JI apuntaba a objetivos específicos como diplomáticos y ejecutivos extranjeros.