El Obispo de Alcalá de Henares (España), Mons. Juan Antonio Reig Plá, aseguró que todos los medicamentos conocidos como "píldora del día siguiente" son potencialmente abortivos, por lo que "su utilización es siempre inmoral, también en caso de violación".

En medio de la polémica por la aprobación de la Conferencia Episcopal de Alemania a "nuevos preparados" de píldoras del día siguiente supuestamente no abortivas, Mons. Reig Plá indicó que si bien sería lícito tras una violación el uso de un fármaco "que evite la fecundación, es decir que evite que los espermatozoides del injusto agresor alcancen los óvulos de la víctima".

Actualmente "ni la Santa Sede, ni la Conferencia Episcopal Española han publicado documento alguno en el que se haga referencia a una 'píldora del día siguiente' de tales características".

En un comunicado emitido el 23 de febrero, el Obispo de Alcalá de Henares precisó que "al contrario, hasta la fecha, todos los documentos publicados, por las referidas instancias, sobre las llamadas 'píldoras del día siguiente' insisten en que todas estas píldoras tienen como posible efecto evitar la anidación del embrión; es decir, todas son potencialmente abortivas".

Mons. Reig Plá subrayó que "impedir la anidación del embrión es un aborto".

El Prelado indicó que estas afirmaciones son respaldadas por la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC).

"Es cierto que la química farmacéutica evoluciona. Si se ha desarrollado, o en el futuro se desarrolla, una 'píldora del día siguiente' que reúna todos los requisitos morales exigidos para su uso tras una violación, la Santa Sede nos lo hará saber, pero desde luego, a fecha de hoy, nada de eso se nos ha comunicado", dijo.

Mons. Reig Plá subrayó que una violación sexual "es siempre un acto intrínsecamente malo. Más grave todavía es la violación cometida por parte de los padres o de educadores con los niños que les están confiados".

Sin embargo, remarcó que "si ya se ha producido la fecundación de un óvulo" tras la violación, "nos encontramos ante un nuevo ser humano".

Citando al Catecismo de la Iglesia Católica, Mons. Reig Plá señaló que "desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado".

El Prelado señaló que el hecho de "que la fecundación se haya producido como consecuencia de una violación no cambia en nada esta valoración del aborto". "Nunca es legítimo matar al hijo concebido, tampoco en estas brutales circunstancias, aunque ciertamente su padre haya cometido una atrocidad", dijo.

"El hecho de que el óvulo ya fecundado, es decir el embrión, esté implantado o no en la pared del útero no cambia en nada la valoración moral de la que hablamos. Se encuentre donde se encuentre situado el embrión, su destrucción deliberada (el llamado aborto provocado directo) es siempre gravemente inmoral", señaló.

El aborto, subrayó, "es un crimen abominable, aunque la fecundación, insistimos, sea fruto de una violación".

El Prelado explicó que si bien "todo acto matrimonial en sí mismo debe quedar abierto a la transmisión de la vida", como lo expresa la Encíclica Humanae Vitae, esta norma moral no se aplica a una violación.

"La violación es un acto inhumano y gravemente injusto y por tanto, al caso son de aplicación todos los principios morales referidos a la legítima defensa. El violador no tiene ningún derecho a acceder carnalmente a su víctima y por lo tanto tampoco a que sus espermatozoides fecunden los óvulos de la mujer a la que viola", señaló. Mons. Reig Plá explicó que en ese contexto "es lícito intentar evitar dicha fecundación con medios, para el caso, también lícitos; por ejemplo: el lavado vaginal para la eliminación de los espermatozoides del injusto agresor (siempre y cuando no se realicen maniobras que puedan inducir un aborto si la fecundación ya se hubiera producido)".