¡Cuánto necesitamos de la unidad de la Iglesia! que todos sean uno. ¡Cuántos necesitamos que los bautizados sean uno, que los consagrados sean uno, que los sacerdotes sean uno, que los obispos sean uno! ¡Hoy y siempre! Unidos en la fe. Unidos por la esperanza. Unidos por la caridad. En esa unidad que brota de la comunión con Cristo que nos une al Padre en el Espíritu y, en la Eucaristía, nos une unos con otros en ese gran misterio que es la Iglesia. Les pido, por favor, que recen mucho por la unidad de esta amada Iglesia peruana porque está tentada de desunión. A ustedes le encomiendo la unidad, la unidad de la Iglesia, la unidad de los agentes pastorales, de los consagrados, del clero y de los obispos,
El demonio es mentiroso y además es chismoso. Le encanta andar llevando de un lado por el otro, busca dividir, quiere que en la comunidad unas hablen mal de las otras. Esto lo he dicho muchas veces así que lo repito. ¿Saben lo qué es la monja chismosa? Es terrorista, peor que los de los de Ayacucho hace años, peor, porque el chisme es como una bomba: entonces va... como el demonio, tira la bomba, destruye y se va tranquilo. Monjas terroristas no, sin chisme, ya saben que el mejor remedio para no chismear... morderse la lengua, la enfermera va a tener trabajo porque se le va a inflamar la lengua, pero no tiraron la bomba: que no haya chismes en el convento porque eso lo inspira el demonio, porque es chismoso por naturaleza y es mentiroso. Y acuérdense de los terroristas de Ayacucho cuando tengan ganas de pasar un chisme.
Esfuércense en la vida fraterna, haciendo que cada monasterio sea un faro que pueda iluminar en medio de la desunión y la división. Ayuden a profetizar que esto es posible. Que todo aquel que se acerque a ustedes pueda pregustar la bienaventuranza de la caridad fraterna, tan propia de la vida consagrada y tan necesitada en el mundo de hoy y en nuestras comunidades. Cuando se vive la vocación en fidelidad, la vida se hace anuncio del amor de Dios.
Les pido que no dejen de dar ese testimonio. En esta Iglesia de Nazarenas Carmelitas Descalzas, me permito recordar las palabras que la gran Maestra de vida espiritual, Santa Teresa nos decía: «Si pierden la guía, que es el buen Jesús, nunca acertarán el camino. […] Siempre detrás de Él. Ah Padre pero a veces Jesús termina en el Calvario. Pues andá vos ahí también, porque ahí también te espera porque te quiere. Porque el mismo Señor dice que es camino; también dice el Señor que es luz, y que no puede nadie ir al Padre sino por Él».[3]