Manuel hizo preguntas incisivas también. A mí me preocupa la primera que hizo: ¿qué podemos hacer para el reclutamiento de nuestros seres queridos? ¿Qué podemos hacer para hacerlos volver? Para responder esto tenemos que saber por qué un joven lleno de ilusiones se deja reclutar o va a buscar ser reclutado y se aparta de su familia, de sus amigos, de su tribu, de su patria, se aparta de la vida porque aprende a matar.
Esta es una pregunta que ustedes tienen que hacer a todas las autoridades: Si un joven o una joven no tiene trabajo, no puede estudiar, ¿qué puede hacer? O delinquir o caer en las dependencias o suicidarse. En Europa las estadísticas de suicidio no se publican. O enrolarse en una actividad que le demuestre un fin en la vida, engañado o seducido. Lo primero que tenemos que hacer para evitar que un joven sea reclutado o quiera ser reclutado es educación y trabajo. Si un joven no tiene trabajo, ¿qué futuro le espera? Y ahí entra la idea de dejarse reclutar. Si un joven no tiene posibilidades de educación, incluso de educación de emergencia, de pequeños oficios, ¿qué puede hacer? Ahí está el peligro. Es un peligro social que está más allá de nosotros, incluso más allá del país porque depende de un sistema internacional que es injusto, que tiene al centro de la economía no a la persona sino al dios dinero. ¿Qué puedo hacer para ayudarlo o hacerlo volver? Primero rezar por él, pero fuerte, Dios es más fuerte que todo reclutamiento, y después hablarle con cariño, con simpatía, con amor con paciencia. Invitarlo a ver un partido de fútbol, invitarlo a pasear, a estar juntos en el grupo, no dejarlo solo, eso es lo que se me ocurre ahora para…
Tu segunda pregunta… es evidente que hay comportamientos que dañan. Comportamientos en los que se busca felicidad pasajera y termina dañándote. La pregunta que vos me hiciste Manuel es una pregunta de un profesor de Teología. ¿Cómo podemos entender que Dios es nuestro Padre? ¿Cómo podemos ver la mano de Dios en las tragedias de la vida? ¿Cómo podemos encontrar la paz de Dios? Mirá, esta pregunta se la hacen los hombres y mujeres de todo el mundo de una u otra manera. Y no encuentran explicación. Más aún, hay preguntas que por más que te rompas la cabeza pensando no vas a encontrar explicación. ¿Cómo puedo ver la mano de Dios en una tragedia de la vida? Hay una sola… iba a decir una sola respuesta, no, no es respuesta. Hay un solo camino. Mirá al Hijo de Dios. Dios lo entregó para salvarnos a todos. Dios mismo se hizo tragedia. Dios mismo se dejó destruir en la Cruz. Y cuando estés que no entendés algo, cuando estés desesperado, cuando se te venga el mundo encima mirá la Cruz. Ahí está el fracaso de Dios. Ahí está la destrucción de Dios. Pero también ahí está un desafío nuestra fe. La esperanza. Porque la historia no terminó en ese fracaso, sino en la resurrección que nos renovó a todos.
Les voy a contar una confidencia. Son las 12,00 horas, ¿tienen hambre? Les voy a contar una confidencia: en el bolsillo llevo siempre dos cosas. Un rosario, un rosario para rezar y una cosa que parece extraña, que es esto (lo muestra) y esto es la historia del fracaso de Dios, es un Via Crucis, un pequeño Via Crucis, es como Jesús fue sufriendo desde que lo condenaron a muerte hasta que fue sepultado. Con estas dos cosas me arreglo como puedo, pero gracias a estas dos cosas no pierdo la esperanza.