Nieves, una de las testigos que se presentaron en la última sesión del juicio contra el Dr. Carlos Morín, acusado de realizar más de 100 abortos ilegales en España, aseguró ante el juez a cargo del caso que al llegar al centro abortista se encontraba en “estado avanzado de embarazo”, sin embargo “a los responsables no les importó”.

Según recogió el diario español La Razón el 23 de octubre, Nieves aseguró que su embarazo superaba las 24 semanas de gestación, el límite máximo para realizar un aborto legalmente en España.

Nieves reconoció a uno de los acusados, y admitió haber pagado una importante cantidad de dinero a Morín, que enfrenta una posible condena de 300 años.

Si bien, no todas las testigos que se presentaron en esa sesión judicial recordaron claramente las intervenciones, coincidieron en señalar que pagaron al “magnate del aborto”, sumas entre los 1,900 y los 3,800 dólares para someterse a un aborto.

Al ser consultada por las abundantes tachaduras y rectificaciones en su encuesta con el psiquiatra, otra testigo que declaró en esa audiencia aseguró que en una de las clínicas de Morín le “indicaron” que ponga en su test psicológico que “estaba mal”.

Según dijo, le “sugirieron” que se encontraba “mal psicológicamente para que el aborto se pudiera realizar”.

Esta testigo, que abortó acogiéndose al supuesto de daños psíquicos, indicó que el equipo médico ya le había proporcionado la medicación para dilatar antes del aborto, cuando fue entrevistada por el psiquiatra que la diagnosticó su trastorno mental.

Otra irregularidad revelada durante el juicio fue que uno de los anestesistas de Morín aseguró que su firma aparecía en numerosas intervenciones que él no había realizado.

Morín es procesado junto a otras once personas por los más de cien abortos ilegales practicados en sus clínicas de Barcelona. Entre los acusados figura su esposa.

Según indicó el 17 de octubre a ACI Prensa Josep Miró i Ardevol, presidente de la plataforma e-Cristians, que participa en la acusación contra Morín, las evidencias contra el médico abortista son contundentes.

Miró i Ardevol señaló que, además de los testimonios, existen “horas de intervención telefónica” aceptadas como pruebas, documentación confiscada donde se evidencia claramente la manipulación de ecografías, entre otros, que componen “un conjunto de hechos que apuntan siempre en el mismo sentido”.