8 de enero de 2019 / 01:37 PM
Después de que el P. Francisco Javier Olivera fuera ordenado sacerdote en Japón, su madre le confesó que cuando nació le ofreció a la Virgen para que fuera misionero en Asia; desde entonces ha vivido en Japón, China y ahora en Mongolia, donde los católicos son apenas 1.200 y la Iglesia no lleva ni 30 años presente.
El P. Francisco Javier Olivera nació en Salamanca (España), hace 47 años. Es sacerdote del Camino Neocatecumenal y lleva 28 años como misionero, desde que con 19 años decidiera entrar en el Seminario Redemptoris Mater de Takamatsu (Japón), donde se ordenó hace 22 años.
Después de 16 años en Japón, vivió otros ocho en China y actualmente lleva cuatro en Mongolia, en misión junto con tres familias católicas y varios laicos misioneros.